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II. Niveles de evaluación del programa El grado de evaluación que se desea utilizar, en la valoración de la eficacia de una intervención terapéutica, depende del nivel de implementación y otros requisitos programados. Organizamos la evaluación en tres niveles: eficacia clínica individual, evaluación del nivel del programa y evaluación comparada. Pensamos que los campos utilizados en nuestra evaluación más sistemática y en el juicio comparativo son importantes para la evaluación; sin embargo, los métodos por los que estos campos se han valorado pueden cambiar. Por ejemplo, recogimos información detallada de entrevistas sistemáticas de investigación sobre psicopatología. Sin embargo la misma información se puede obtener de entrevistas clínicas estándar. Es importante obtener información sobre los factores de riesgo de la familia, incluyendo información relativa al diagnostico (Ej., curso y forma del trastorno parental del humor, otros trastornos parentales comorbidos), la presencia de disarmonía en la pareja o divorcio, y tratamiento de salud mental de la familia; lo que faculta al clínico para identificar factores adversos en la familia. De forma similar, esto permite al clínico conocer si la familia que esta atendiendo es similar a otras familias de la clínica, o a las familias que hemos descrito en nuestra investigación. En todos los niveles de la evaluación, la valoración de los factores demográficos de la familia, la historia de las dificultades del niño y la psicopatología de los padres, son esenciales para medir los riesgos de la familia. La evaluación de los cambios en los factores protectores de la familia tanto en los adultos como en los niños, son igualmente esenciales y representan nuestras primeras medidas de los resultados de la intervención preventiva. Hemos proporcionado escalas abreviadas para las dimensiones de la resiliencia familiar y de la respuesta a la intervención del niño, y hemos sugerido instrumentos generales disponibles para mediar la psicopatología y el funcionamiento adaptativo de los niños. Una dimensión crucial de la respuesta a la intervención es la provisión de adecuados cuidados de salud. Esto es importante para asegurar que las familias tendrán ayuda cuando la necesiten. Si los padres y los niños son diagnosticados de algún trastorno, debe ser reconocido y tratado. Es importante valorar si las familias tienen mayores probabilidades de pedir ayuda una vez que se ha ofertado la intervención. Hemos incluido formularios abreviados de contactos de cuidados de salud para niños y adultos. Pensamos que es importante que se realice la evaluación antes y después de la intervención y en la evaluación de seguimiento al cabo de un año. Todos los instrumentos mencionados figuran en la Tabla 2 y en el Apéndice Uno. Evaluación de la eficacia de la mejoría clínica individual Aunque el tratamiento estándar de salud mental no ha tenido, en el pasado, evaluación estándar de resultados, con los recientes cambios en los cuidados de salud y la exigencia de aumentar la responsabilidad, se ha planteado la importancia de evaluar, si la utilización de un abordaje basado en la familia para la prevención ha sido efectivo para mejorar los factores de protección, disminuir los factores de riesgo, mejorar la habilidad de los padres para detectar signos incipientes de riesgo en sus hijos, y caracterizar el diagnostico y el nivel de síntomas de padres e hijos, antes y después de la intervención. Para que cada clínico aprenda la intervención, puede ser suficiente una valoración breve antes y después de la misma. Recomendamos que, a nivel clínico individual, se utilicen las escalas que evalúan las respuestas a la intervención de padres e hijos, para valorar los cambios en los factores de resiliencia en la familia. Para recoger la respuesta a la intervención y el comienzo de la enfermedad, la valoración de los contactos en los cuidados de salud es crucial. La evaluación del diagnostico y el nivel de síntomas se puede realizar mediante entrevistas clínicas, con entrevistas diagnosticas estándar, o utilizando escalas mas estandarizadas del nivel sintomatológico, tales como el CBCL, YSR y CDI. Recomendamos mucho obtener medidas individuales para evaluar los contactos con cuidados de salud, sintomatología y diagnostico. Esta información se puede detectar a través de entrevistas clínicas generales en la medida que esta registrada en un formato estándar. Si el funcionamiento adaptativo es de interés se puede utilizar el CBCL y el YSR. De forma similar, si aparecen dificultades en los niños, asegurarles tratamiento adecuado es esencial. De nuevo, esto se puede cumplimentar averiguando si el niño ha recibido tratamiento y que tipo de tratamiento. Evaluación de la eficacia de la mejoría clínica programada Una evaluación programada del abordaje clínico necesita mayor cuidado de las estrategias de intervención en cuanto a la parte clínica, así como documentar las respuestas de las familias al abordaje. La adaptación de una intervención, para la utilización clínica estándar, precisa una revisión frecuente de las técnicas utilizadas para averiguar si el abordaje se esta utilizando correctamente, así como modificaciones apropiadas del proceso para ajustarlo a los diferentes problemas que se le presentan a la población clínica. Tal como mencionábamos en el apartado sobre conceptos, sostenemos que es esencial tener reuniones clínicas permanentes que permitan una supervisión para cuidar la adherencia a los principios básicos y una reflexión sobre el proceso de adaptación. Además, la valoración de la mejoría en los factores protectores identificados, tan importante en la prevención de los trastornos del humor, será vital para determinar si cualquier programa de prevención ha tenido éxito. Recomendamos utilizar las escalas de ratios y entrevistas abreviadas para adultos y niños que evalúan cambios en los factores de protección de la familia (ver Tabla 2). Recomendamos, así mismo, que se asigne a un profesional el rol de evaluador para asegurar que se administren las escalas, se recojan y se puntúen. Nos embarcamos en un extenso aprendizaje sobre evaluación, en el campo de la entrevista diagnostica estructurada y en la codificación de cambios en la conducta y actitud de los padres como respuesta a la intervención. Esto exige un compromiso más extenso en cuanto a la evaluación. Recomendamos que sea administrada por un evaluador independiente antes y después de la intervención y que las respuestas de las familias se examinen en el grado de crisis o adversidad que presenten. Es importante recoger datos sobre el contexto cultural en el que los pacientes viven, así como el numero de sesiones terapéuticas a las que las familias asisten y cualquier otro dato clínico importante. La evaluación estándar de la respuesta de los padres a la intervención es el resultado principal. A largo plazo, la respuesta de los niños es también importante. La descripción de las dificultades de los niños se puede cumplimentar utilizando las entrevistas diagnosticas estándar, detallando los servicios utilizados y evaluando el nivel de funcionamiento de los niños. Tal como señalábamos antes, la utilización de tales entrevistas como el Kiddie-SADS u otras entrevistas diagnósticas semi estructuradas, deberían capacitar al clínico para determinar ratios de trastornos presentes en las familias participantes. Las listas de síntomas como el CBCL, YSR y CDI, se pueden utilizar para evaluar la dimensión de los niveles de psicopatología presentes en los niños y el examen de los contactos con el sistema de salud puede ser útil para determinar si se ha buscado el tratamiento apropiado y se ha atendido al niño si es necesario. Evaluación de la eficacia de la mejoría clínica comparada Los programas que pretendan comparar resultados en las familias relativos a cualquier “tratamiento usual” o a algún otro abordaje, necesitaran identificar objetivos de resultados en las familias y evaluarlos antes de utilizar el tratamiento, así como en la post intervención. Por lo tanto, es muy importante utilizar algún método diagnostico y de evaluación sintomática, tanto de los padres como de los niños, así como la evaluación de las conductas que se espera que cambien como resultado de la participación en el programa de intervención. El inconveniente de utilizar el SADS y el Kiddie-SADS esta en la duración de la administración y en que se necesitan examinadores entrenados en psicopatología. Tales esfuerzos exigen un compromiso de tiempo amplio, entrenamiento extenso de los examinadores y la utilización de los abordajes descritos en nuestra anterior publicación. Algunos centros pueden usar toda la estrategia de evaluación que nosotros usamos y les proporcionaríamos los instrumentos. Otros pueden preferir utilizar los formatos abreviados. En nuestro trabajo en Dorchester, modificamos en gran medida el lenguaje de los instrumentos y utilizamos evaluadores muy familiarizados con la cultura y los antecedentes de los participantes. Tales modificaciones serán necesarias para utilizar estos materiales con familias de otros contextos culturales, raciales, étnicos o lingüísticos. A continuación reseñamos un listado de los diferentes instrumentos que hemos utilizado en nuestro propio abordaje, para comparar la eficacia entre un abordaje educativo y otro clínico. Las entrevistas semi estructuradas utilizadas con los adultos y con los niños se han modificado para minimizar el tiempo de evaluación y para que fueran globalmente mas útiles. Están contrastadas con una lista de instrumentos revisados disponibles. Tabla del abordaje original y abreviado de evaluación
III. Abordajes abreviados de evaluación La entrevista Entrevista semi-estructurada sobre la intervención. Las entrevistas pre y post intervención para adultos se han modificado y racionalizado para proporcionar un formulario útil, para averiguar la perspectiva de los padres sobre el impacto de los trastornos del humor en diversas funciones de la familia y para determinar la utilidad de la intervención. Ver las entrevistas pre y post intervención para adultos incluidas en esta sección. Entrevista semi-estructurada para niños. Las entrevistas pre y post intervención para niños se han modificado y racionalizado para proporcionar información relativa a la comprensión del niño de los trastornos del humor en la familia y para evaluar su percepción de la utilidad de la intervención relativa a las relaciones familiares y la comprensión compartida. Ver las entrevistas semi-estructuradas, pre y post intervención, para niños y adolescentes. Formulario demográfico. Este formulario se modifico para poder valorar y recoger datos sobre la composición de la familia y el estatus socioeconómico. Esta información se puede actualizar en la evaluación post intervención, utilizando el mismo instrumento para capacitar a los evaluadores en la detección de los cambios en el estatus de las familias Escalas de clasificación Escalas de clasificación del impacto del proyecto. Las evaluaciones de índices de cambios y actitudes relevantes para la disminución de factores de riesgo y para el refuerzo de factores de protección, se han revisado y transformado en escalas de ratios cumplimentadas por los padres. Estas escalas se pueden utilizar con la entrevista post intervención para adultos. |