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F. Orientaciones futurasQuizás mas que nada, la intervención trata con las esperanzas y sueños para el futuro de las familias y como están afectadas por la presencia de una enfermedad mental grave. Por eso, la cuestión central enfoca los pensamientos de los padres sobre sus hijos, sus esperanzas de futuro para ellos y como estas esperanzas se han visto afectadas por la enfermedad. Subsecuentemente, los clínicos aprenden que la intervención debe examinar sus propios puntos de vista sobre la crianza de los niños. Deben tener conciencia de sus ideas y experiencias para comprender la fuerza del investimiento de los padres en las vidas de sus hijos y ayudarlos a identificar formas positivas y realistas para aumentar las habilidades de manejo de sus hijos. Esta es la premisa de la intervención para muchas familias que han tenido sus esperanzas de futuro disminuidas por enfermedades mentales graves. Una meta fundamental de la intervención es reforzar la esperanza de futuro apoyada en el conocimiento de una acción realista que se puede iniciar en el presente. III. Principios terapéuticosA. La alianza terapéuticaEl clínico debe poner gran atención a la alianza terapéutica con la familia, tanto a lo largo del proceso de intervención como en el contenido que enfoca la comprensión y protección del niño. Los padres están frecuentemente motivados para participar en la intervención porque se les ofrece información concreta sobre la enfermedad afectiva, así como acciones directas para reforzar las habilidades de manejo de sus hijos. En el proyecto de investigación, los padres percibieron el ofrecimiento del material psicoeducativo como algo inmediatamente útil y menos invasor que otros tipos de contacto con los profesionales de salud mental. La alianza terapéutica esta fomentada inicialmente porque el clínico reconoce el deseo de los padres de ayudar a sus hijos, así como por su habilidad para identificar y reforzar los esfuerzos y recursos de la familia. El ofrecimiento de estrategias sinceras debería ayudar también a fomentar una alianza positiva. Las parejas, para quienes la intervención ha resultado mas útil, han sido aquellas que podían anticipar posibles dificultades en sus hijos, apoyadas en las experiencias cotidianas de estos. Estos padres no tienen que ver a sus hijos necesariamente trastornados, pero pueden ver sus necesidades actuales para ayudarles a comprender lo que esta sucediendo en su familia. La habilidad de los padres para centrarse en sus hijos, de forma independiente y como una pareja, parece tener mucha mas influencia en el éxito de la intervención que el nivel de gravedad del padre afectivamente enfermo. Como en otros tipos de terapia, es esencial comunicar respeto por los miembros de la familia y sus particulares formas de conducirse. De hecho, mas que enfatizar las dificultades individuales, esta intervención utiliza el estilo de la familia para resolver los problemas. Este enfoque se especifica en los principios de la terapia breve de pareja descritos por Budman y Gurman (1988), quienes señalan que el clínico debe trabajar no como un experto conferenciante para la familia, sino como un facilitador que se une a ellos para movilizar sus esfuerzos en ayudar a los hijos. Desde el momento en que todas las familias tienen miembros que han experimentado una perturbación en la capacidad de hablar de temas emocionales, el clínico debería ser consciente de que su rol es un modelo para la comunicación. El desarrollo de la alianza depende de la conducta del clínico, de la esperanza y sensibilidad de la familia, y del ajuste entre la familia y el clínico. La alianza depende en parte de una creencia compartida entre el clínico y la familia de que la intervención será beneficiosa. Es esencial indicar que la ayuda profesional esta disponible, siendo las dificultades una forma de desarrollar y aumentar el conocimiento, y que unido a una voluntad de trabajar juntos, proporcionara a la familia beneficios a largo plazo. |