Manual de Primeros Auxilios
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Las emergencias pueden suceder en cualquier momento, y pueden ser de cualquier tipo. Ya sea una madre preocupada que presencia un accidente de su menor hijo, un transeunte que presencia un accidente de tránsito, o un joven deportista que ve como su amigo sufre un desgarro durante un partido de fútbol, todos ellos deberían estar preparados para prestar la ayuda y atención necesaria al herido mientras llega el apoyo médico profesional. En muchos casos, estas atenciones pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Esta web contiene un completo manual de primeros auxilios, ordenado por capítulos, en el cual podrán encontrar las guías necesarias para prestar atención a diferentes tipos de accidentes, incluyendo quemaduras, fracturas, electrocución, ahogamientos y más. Aprenderá las técnicas necesarias para colocar vendajes, controlar los signos vitales, brindar respiración artificial y suministrar resucitación cardiopulmonar.
¿Por qué aprender primeros auxilios?
Una vía aérea bloqueada puede matar a alguien en 3 o 4 minutos, pero una ambulancio puede demorar más de 10 minutos en llegar. Es así que un simple procedimiento como abrir las vías aéres de la víctima puede salvarle la vida mientras se espera la llegada del equipo de emergencias. Según las estadísticas, es más probable que tengas que administrar primeros auxilios a alguien que conoces que a extraños. Saber que hacer en estos casos te permitirá actuar rápido si un accidente sucede.
Los 10 accidentes más comunes:
Caidas
Choques y colisiones
Cortes
Objetos extraños
Daño muscular por sobreesfuerzo
Quemaduras
Pinchazos
Mordeduras y picaduras
Heridas punzo cortantes
Envenenamientos
Estar preparados para todas estas situaciones es muy importante. Recuerda: Cualquiera puede salvar una vida.
Aspectos Generales Importancia de los Primeros Auxilios
Los primeros auxilios son la asistencia que se le presta a los heridos antes de que el personal de sanidad pueda administrarles tratamiento médico. Es imposible que el personal de sanidad esté en todo lugar a la misma vez y por esto puede presentarse una situación en la cual usted tendrá que depender de su propio conocimiento para salvar su vida o la de otra persona.
Esto le será posible si sabe lo que debe hacer y si actúa rápidamente y con calma. Si usted está herido, no se altere y no se conforme con solicitar ayuda. Aplíquese los primeros auxilios necesarios y luego busque asistencia médica lo más pronto posible. "Tenga calma hágalo todo cuidadosamente y manténgase sereno".
Los primeros auxilios tienen como objetivo:
Conservar la vida
Evitar el deterioro antes del tratamiento definitivo.
Restituir al paciente a una vida útil.
La regla de oro es “no producir mas daño”, aplicar el principio del “riesgo calculado”.
Responsabilidades del Socorrista
Las responsabilidades del socorrista están claramente definidas. Son las siguientes:
Evaluar una situación con rapidez y seguridad, y solicitar la ayuda adecuada.
Proteger de posibles peligros a los heridos y a otros, presentes en la escena.
Identificar, dentro de lo posible, la lesión o la naturaleza de la enfermedad que afecta a una víctima.
Aplicar un tratamiento precoz y apropiado a cada víctima, empezando por las situaciones mas graves.
Si se necesita ayuda médica, permanecer con la víctima hasta que haya más apoyos.
Informar de sus observaciones a quienes se hagan cargo de la víctima, y colaborar con ellos si es preciso.
Prevenir hasta donde sea posible la infección cruzada entre la víctima y usted mismo.
Toda víctima necesita sentirse segura y en manos firmes. Puede crear un ambiente de confianza y seguridad si:
Mantiene bajo control tanto el problema como sus propias reacciones.
Actúa con calma y sentido común.
Es amable pero firme.
Habla con la víctima amablemente pero de forma clara y decidida.
Hable en todo momento con la víctima durante la exploración y el tratamiento:
Explique que va a hacer.
Intente responder honradamente a sus preguntas para disipar sus temores. Si no conoce una respuesta, dígaselo.
Siga reconfortando a la víctima aunque haya terminado su tratamiento. Intente averiguar algo sobre su entorno familiar o alguien a quien se
pueda informar del suceso. Pregunte si puede ayudar para resolver cualquier responsabilidad que pudiera tener la víctima.
No se aleje de una persona si cree que está moribunda, muy enfermo o herida de gravedad. Siga hablando a la víctima y sujete su mano; jamás permita que se sienta sola.
Reglas Generales para actuar en Caso de Siniestros
Incendios
Es vital pensar con rapidez y claridad. El fuego se propaga con gran rapidez, así que la prioridad es alejar a las personas. En un edificio, active la alarma contraincendios más cercana. Debería avisar a los servicios de emergencia, pero si ello retrasa su evacuación, no arriesgue su seguridad. El pánico asalta a las personas atrapadas por el fuego. Debe intentar reducir el pánico calmando a aquellos cuyo comportamiento incremente la alarma de los demás. Anime y ayude a evacuar la zona. No se retrase ni regrese a un edificio en llamas en busca de pertenencias. No vuelva a entrar hasta no recibir autorización de las autoridades.
No utilice nunca ascensores; al llegar a un lugar con fuego o quemados, pare, observe, piense, y no se precipite al interior, podría haber sustancias inflamables o explosivas, gases o emanaciones tóxicas, o riesgo de electrocución; un fuego pequeño puede ser un gran incendio en minutos; si hay riesgo para usted, espere a los servicios de emergencia; no intente combatir un incendio a menos que ya haya avisado a los equipos de emergencia y que esté seguro de no poner en peligro su propia seguridad.
El fuego
Para empezar a mantenerse, un fuego necesita tres componentes: ignición (chispa eléctrica o llama), combustible (gasolina, madera, tela); y oxígeno (aire). Eliminar uno cualquiera de ellos rompe este “triángulo de fuego”.

Eliminar de la zona cualquier material combustible, como papel o cartón, que pueda alimentar las llamas.
Cerrar una puerta ante el fuego para cortar su provisión de oxígeno.
Sofocar las llamas con una manta ignífuga u otro material impenetrable para evitar que el oxígeno llegue a ellas.
Si ve o sospecha de un incendio, active la primera alarma que vea. Sin ponerse en peligro, intente ayudar a la gente a salir, cierre las puertas tras de sí para prevenir la expansión del fuego. Busque salidas de incendios y puntos de encuentro. En su lugar de trabajo debería conocer el procedimiento de evacuación. Si está en otras dependencias, siga las señales de ruta de escape y obedezca las instrucciones.
Apagando Ropas Incendiadas
Siga siempre este proceso: parar, tirar y rodar. Si puede, envuelva a la victima en un tejido resistente antes de hacerla rodar.
Pare a quien vea aterrorizado, corriendo de lado a lado, o saliendo; cualquier movimiento o brisa avivará las llamas.
Tire a la víctima al suelo.
Envuélvala firmemente en un abrigo, alfombra (nunca de nylon), manta, cortina o cualquier otro tejido resistente.
Haga rodar a la víctima por el suelo hasta sofocar las llamas de su ropa.
Si dispone de agua u otro líquido no inflamable, tienda a la víctima con la parte quemada hacia arriba y enfríe la zona quemada con el líquido.
Humo y Gases
El fuego encerrado crea una atmósfera muy peligrosa, pobre en oxígeno y cargada de monóxido de carbono y gases tóxicos. No entre lugar en llamas o lleno de humo ni abra una puerta en dirección al fuego. Deje eso para los bomberos.
Si queda atrapado en un compartimiento vaya a una estancia con ventana y cierre la puerta. Si cruza zonas con humo, vaya agachado: el aire es mas limpio al nivel del suelo.
Si debe escapar por una ventana, saque primero los pies; descuélguese por completo antes de dejarse caer.
Bloquee el hueco inferior de la puerta y permanezca tendido junto al suelo, donde es menos probable encontrar humo.
Reglas Generales para actuar en caso de Siniestros
Electrocución
Cuando una persona se electrocuta, el paso de la corriente a través del cuerpo puede aturdirla, provocando un paro respiratorio o incluso cardiaco. La corriente puede causar quemaduras tanto al entrar como al salir para ir “a tierra”. También puede provocar espasmos musculares que impiden a la víctima interrumpir el contacto, así que la persona puede permanecer cargada eléctricamente cuando usted llega al lugar. Las electrocuciones pueden producirse en el hogar o en lugar de trabajo debido al contacto con fuentes de bajo voltaje o de alto voltaje.
Corriente de alto voltaje
El contacto con el alto voltaje presente en las líneas y tendidos aéreos de alta tensión suele ser mortal en el acto. Si alguien sobrevive sufrirá quemaduras graves. Además el impacto produce un espasmo muscular que puede lanzar a la víctima a distancia provocando heridas y fracturas. La electricidad de alto voltaje puede saltar hasta 20 metros. La madera seca o la ropa no le protegerán. Debe interrumpir y aislar la energía antes de acercarse a la víctima. Es normal que la víctima quede inconsciente. Cuando sea seguro, abra sus vías respiratorias y controle la respiración; prepárese para realizar respiración artificial y masaje cardíaco. Si la víctima respira póngalo en posición de seguridad y controle los signos vitales: consciencia, respiración y pulso.
Corriente de bajo voltaje
Es la corriente usada en hogares y lugares de trabajo, puede causar daños graves e incluso la muerte. Los accidentes suelen deberse a interruptores, cables, utensilios defectuosos.
El agua supone un riesgo adicional pues es un buen conductor eléctrico, tener las manos mojadas o estar sobre un suelo húmedo, un aparato eléctrico que en otras condiciones sería seguro, incrementa mucho el riesgo de descarga eléctrica.
En estos casos interrumpa el contacto entre la víctima y el suministro eléctrico, desconecte el tomacorriente o baje la llave principal. En caso contrario tire del cable para liberarlo. Si no tiene acceso al enchufe, cable ni llave principal haga lo siguiente:
Permanezca sobre algún material seco y aislante, como una caja de madera, una esfera de goma o una guía de teléfono.
Usando algo de madera (como una escoba) aparte las extremidades de la víctima de la fuente de corriente o empuje esta lejos de la persona.
Si no es posible interrumpir el contacto con algo de madera, pase una cuerda por los tobillos o bajo las axilas de la víctima, con cuidado de no tocarla, y tire de ella para alejarla de la fuente de corriente.
Si no queda mas remedio tire de la víctima por alguna prenda suelta y seca. Hágalo como último recurso.
Si el herido deja de respirar administre resucitación cardiopulmonar.

Rescate en el Agua
Los accidentes acuáticos afectan a todas las edades, el ahogamiento se produce generalmente entre personas que han estado nadando en corrientes fuertes y aguas muy frías, o que han nadado después de consumir alcohol. Las aguas muy frías incrementan el peligro tanto para la víctima como para el socorrista pues puede producir:
Jadeo incontrolable al entrar en el agua.
Aumento súbito de la presión sanguínea, que puede provocar un ataque cardiaco.
Incapacidad para nadar.
Hipotermia si la persona está sumergida mucho tiempo.
En estos casos la prioridad básica es llevar a la víctima a terreno seco con el mínimo de riesgo para usted. La forma más segura de hacerlo es tirar de la persona hacia tierra con la mano, un palo, una rama o una cuerda; otra posibilidad es lanzar un flotador. Si está entrenado tal vez tenga que nadar y remolcar a la víctima hasta tierra.
Una vez que la víctima esta fuera del agua protéjala del viento si es posible para evitar que su cuerpo se enfríe más y luego trate su ahogamiento y la hipotermia.
Organice el traslado de la víctima al hospital aún cuando parezca haberse recuperado.
Exploración de un Herido
Examen desde la cabeza a los pies:
Palpe cuidadosamente todo el cuero cabelludo buscando hemorragias, hinchazón o hundimiento que podría indicar una fractura. Tenga cuidado de no mover a la víctima si sospecha de un posible lesión de cuello.
Hable a la víctima con claridad en cada oído, para averiguar si responde y se puede oír. Observa cada oído buscando sangre o fluido transparente, esto puede indicar lesión interna.
Examine ambos ojos, observe si están abiertos. Vea el tamaño de las pupilas, si ambas son iguales (como debería ser), y si reaccionan a la luz (deberían contraerse al recibir luz directa). Busque objetos extraños, sangre o un derrame en los ojos.
Inspeccione supuración por la nariz como hizo con los oídos. Busque sangre o fluido transparente (o una mezcla de ambos). Cualquiera de estas pérdidas puede significar lesión interna.
Observe el ritmo, profundidad y naturaleza de la respiración (fácil o difícil, ruidosa o silenciosa). Busque algún olor en el aliento. Mire el interior de la boca y palpe con cuidado por si algo obstruye las vías aéreas.
Observe el color, temperatura y estado de la piel ¿está pálida, enrojecida o azulada?, ¿caliente o fría?, ¿seca o húmeda?. Una piel pálida, fría y seca sugiere un traumatismo; una cara roja y caliente fiebre o insolación. La coloración azul indica ausencia de oxígeno. Busque estos signos sobre todo en labios, orejas y cara.
Pida a la víctima que respire hondo y observe si el pecho se expande con facilidad y por igual a ambos lados, palpe la caja torácica en busca de irregularidades, dolor o deformidad. Pregunte a la víctima si nota algún dolor al respirar i si tiene sensación de ronquera. Atienda a cualquier sonido extraño. Busque hemorragias.
Palpe con suavidad a lo largo de ambas clavículas y de los hombros buscando deformidad, irregularidad o dolor.
Compruebe el movimiento de codos, muñecas y dedos, pidiendo a la persona que flexione brazos y manos a la altura de cada articulación. Compruebe que pueda usar normalmente los dedos y que no tenga sensaciones extrañas en los miembros.
Si hay problemas de movimiento o pérdida de sensación en los miembros, no mueva a la víctima para examinarla pues muestra signos de lesión en la médula espinal.
Palpe con suavidad el abdomen de la víctima para detectar signos de hemorragia y para localizar rigidez o dolor en los músculos de la pared abdominal.
Palpe las caderas y mueva despacio la pelvis para detectar signos de fractura. Inspeccione la ropa en busca de signos de incontinencia o desangrado por orificios.
Pida a la víctima que levante una pierna y luego otra, que flexione tobillos y rodillas. Palpe y busque hemorragia, hinchazón, deformidad o zonas dolorosas.
Compruebe movimiento y sensibilidad de los pies. Vea el color de la piel: si es azulado puede indicar un problema circulatorio o una lesión debido al frío.
Información sobre el herido
Una vez pedido apoyo sanitario, intente tomar unas notas sobre el suceso y sobre la víctima para transmitir esa información al personal médico. Un registro cronológico resulta de especial interés. Anote, por ejemplo, la duración de un periodo de inconsciencia, la hora de un cambio en el estado de la víctima, o la de una actuación. Entregue ese informe a los servicios médicos o de emergencia. Su informe debería incluir:
Nombre y domicilio de la víctima
Historial del accidente o enfermedad.
Breve descripción de lesiones.
Cualquier comportamiento extraño.
Tratamiento aplicado, y a qué hora.
Nivel de consciencia, respiración y pulso.
Apósitos
Una herida debería ser cubierta siempre con un apósito, ya que esto ayudará a prevenir infecciones. En las hemorragias graves, los apósitos se emplean para ayudar en el proceso de coagulación ejerciendo presión sobre la herida. Use un apósito estéril empaquetado siempre que sea posible. Si no dispone de él, puede improvisar uno con material limpio y que no suelte pelusa. Los cortes pequeños y los roces pueden cubrirse con tiritas.
Si puede use siempre guantes desechables antes de manejar cualquier tipo de apósito que no sea una simple tirita.
Use siempre un apósito bastante grande como para cubrir toda la herida y extenderse más allá de sus bordes.
Sujete el apósito por los extremos, manteniendo los dedos bien alejados de la zona que estará en contacto con la herida.
Coloque el apósito plano sobre la herida, no lo deslice desde los bordes de esta.
Quite y reemplace cualquier apósito que haya quedado en mala posición.
Si tiene un único apósito estéril, úselo para cubrir la herida, y aplique otros materiales limpios por encima de este.
Si se filtra sangre a través del apósito, no lo quite: ponga otro encima, asegurándose de aplicar presión sobre el punto sangrante.
Después de tratar una herida, ponga los guantes, apósitos usados y elementos manchados en una bolsa de plástico apropiada. No se quite nunca los guantes desechables hasta que no termine de manejar cualquier tipo de material contaminado.
Apósitos esterilizados
Consiste en un apósito añadido a un rollo de venda. El apósito está formado por una gasa reforzada con una capa de algodón. Los apósitos esterilizados se venden individualmente en varios tamaños, en envoltorios protectores sellados para evitar su contaminación. Una vez roto el envoltorio de estos apósitos, se pierde la esterilización.
Rompa el envoltorio y retírelo. Desenrolle la venda con precaución, para no arrastrar el rollo ni tocar el apósito.
Despliegue el apósito, sujetando la venda a ambos lados del mismo. Ponga la gasa directamente sobre la herida.
Dé una vuelta al extremo corto (cabo) de la venda rodeando el miembro y el apósito para fijar la gasa.
Enrolle el otro extremo (cabeza) de la venda alrededor del miembro, cubriendo el parche por completo, deje libre el cabo.
Asegure la venda atando los extremos con un nudo cruzado directamente sobre el apósito para que presione la herida.
Una vez asegurada la venda, compruebe la circulación de lle (distal). Si está demasiado apretada, aflójela.
Apósitos no esterilizados
Si no dispone de un apósito estéril puede usar parches de gasa u otro material limpio que no suelte pelusa, y poner un algodón por encima para absorber la sangre que fluya. Si usa un apósito no estéril, asegúrese de que esté limpio. Use guantes desechables y mantenga los dedos alejados de la zona del apósito que vaya a estar en contacto con la herida. Para conseguir presión sobre la herida, asegure el apósito con esparadrapo o con una venda.
Apósitos de gasa
Siga los siguientes pasos.
Sujete al apósito por los bordes y póngalo directamente sobre la herida.
Añada una capa de algodón sobre el apósito de gasa.
Asegure la gasa y el algodón con un esparadrapo o con una venda.
Apósitos improvisados
Siga los siguientes pasos.
Sujete el paño por los bordes. Despliéguelo y vuelva a doblarlo para exponer la cara interior.
Ponga el paño directamente sobre la herida. Si es necesario, cúbralo con más material.
Asegure con una venda o tira de tela limpia, como un pañuelo. Ate los extremos en un nudo cruzado.
Compresas frías
Enfriar lesiones como hematomas o esguinces reduce la hinchazón y el dolor, si bien no cura la lesión propiamente dicha. Hay dos tipos de compresas: paños fríos, a partir de un material humedecido en agua; y paquetes helados, que son objetos fríos (como cubitos o bolsas de comida congelada) envueltos en un paño seco.
Paño frío
Siga los siguientes pasos.
Empape un pañuelo o toalla en agua muy fría. Escúrralo ligeramente y dóblelo; luego apóyelo firmemente sobre la lesión.
Remoje el paño en agua cada 3-5 minutos para mantenerlo frío. Enfríe la lesión durante al menos 10 minutos.
Paquete helado
Siga los siguientes pasos.
Rellene una bolsa de plástico con cubitos o hielo picado o use una bolsa de verduras congeladas. Envuelva en una prenda seca.
Sujete el paquete firmemente sobre la zona. Enfríe durante 10 minutos, cambiando de paquete si es preciso.
Normas de uso para apósitos y vendajes
Vendajes Aplicacion de vendas
Consideraciones a tener en cuenta.
Antes de poner una venda, tranquilice a la víctima y explique claramente lo que va a hacer.
Haga que la víctima esté cómoda, en una posición adecuada, sentada o tumbada.
Mantenga sujeta la zona lesionada mientras trabaja en ella. Pida a la víctima o un ayudante que lo haga.
Siempre que sea posible, trabaje de frente a la víctima y desde el lado lesionado.
Si el lesionado está tendido de espalda, pasar las vendas bajo los huecos naturales del cuerpo (tobillos, rodillas, cintura y cuello) y luego deslizarlas con suavidad de una lado a otro bajo del cuerpo, hasta su sitio. Por ejemplo para vendar la cabeza o el torso superior, deslizar la venda a través del hueco por detrás del cuello.
Ajuste las vendas con firmeza, pero no tanto que impidan la circulación de la zona.
Al vendar un miembro intente dejar los dedos de manos o pies al descubierto, para comprobar mas tarde la circulación.
Use nudos cruzados. Asegúrese de que no sean incómodos; no lo haga en zona ósea. Remeta los cabos por el interior del nudo.
Compruebe regularmente la circulación en la zona que rodea el vendaje. Si es necesario, desate para regenerar la circulación y vuelva a vendar más flojo.
Inmovilizar una extremidad
Si utiliza vendas para inmovilizar un miembro, necesitará usar también material blando y voluminoso como toallas, ropa o algodón, para relleno. Póngalo entre las piernas, o entre el brazo y el cuerpo, para que el vendaje no desplace huesos rotos ni presione una zona ósea contra otra. Anude las vendas a intervalos a lo largo del miembro, evitando la zona lesionada. Asegure con nudo cruzado por el lado ileso. Si estuviesen dañados ambos laterales del cuerpo, deberá hacer los nudos en el centro o donde sea menos probable que causen daños adicionales.
Comprobar la circulación tras el vendaje: Cuando vende un miembro o use un cabestrillo debe comprobar la circulación inmediatamente después de hacerlo, y cada 10 minutos a partir de entonces. Este chequeo es esencial porque los miembros se hinchan después de una lesión, y un vendaje puede tensarse con gran rapidez e impedir la circulación de la sangre a su alrededor. Cuando esta comprobación se hace en los extremos de los miembros, se habla de comprobar la circulación distal.
Si la circulación está dañada puede haber:
Un miembro turgente y congestionado.
Piel azulada con venas prominentes.
Sensación de que la piel está dolorosamente dilatada.
Después habrá:
Piel pálida y cerúlea.
Entumecimiento frío.
Hormigueo, seguido por un dolor profundo.
Incapacidad de mover los dedos afectados.
Los pasos a seguir para comprobar la circulación tras el vendaje son los siguientes:
Presionar brevemente una uña, o la piel hasta que palidezca, y liberar la presión. Si el color no se recupera, o si lo hace lentamente, la venda podría estar demasiado apretada.
Afloje un vendaje apretado desenrollando sólo las vueltas necesarias para recuperar temperatura y color. La víctima puede tener sensación de hormigueo. Vuelva a aplicarlo.
Vendas en rollo
Estas vendas están hechas de algodón, gasa, tejido elástico o lino y se enrollan alrededor de la lesión con giros espirales. Hay tres tipos principales de venda en rollo:
Vendas de gasa, usadas para sujetar apósitos en su sitio. Su tejido suelto permite una buena ventilación, pero no se usan para ejercer presión directa sobre una herida ni para sujetar articulaciones.
Vendas elásticas, que se adaptan a la forma del cuerpo. Se usan para asegurar apósitos y para lesiones del tejido blando.
Vendas de crepé, usadas para dar soporte firme a lesiones en articulaciones.
Sujetar vendas en rollo
Hay muchos modos de sujetar los extremos de las vendas en un rollo. Un botiquín de primeros auxilios suele incluir imperdibles y esparadrapo. Los más especializados pueden incluir grapa. Si no dispone de esto, un simple nudo puede servir.
Elegir el tamaño correcto de venda
Antes de poner una venda compruebe que esté bien enrollada y que su ancho sea el adecuado para la zona afectada. Las distintas partes del cuerpo necesitan anchos concretos: los dedos requieren vendas estrechas; las extremidades, vendas anchas. Ante la duda, es preferible que la venda se pase de ancho.
Aplicar una venda en rollo
Cuando tenga que aplicar una venda en rollo siga estas reglas generales:
Mientras trabaja mantenga el rollo de venda (la “cabeza”) hacia arriba, como se ve en las imágenes de esta página.
Colóquese de frente a la víctima, y por el lado lesionado.
Mientras trabaja, asegúrese de que la zona lesionada se mantiene en la misma posición que tendrá una vez vendada.
Los pasos a seguir para aplicar una venda en rollo son los siguientes:
Ponga el cabo de la venda por debajo de la lesión. Trabajando desde la parte interior del miembro hacia fuera, haga dos vueltas rectas para fijar el cabo en su sitio.
Haga varias vueltas en espiral con la venda. Vende el miembro de dentro hacia fuera y de abajo hacia arriba. Asegúrese de cubrir con cada nueva vuelta entre la mitad y dos tercios de la vuelta anterior.
Acabe con una vuelta recta y sujete el extremo de la venda. Si fuera corta, ponga otra de la misma forma hasta que la zona lesionada quede cubierta.
Nada más terminar, compruebe la circulación distal. Si es necesario, desenrolle hasta recuperar el flujo sanguíneo y vuelva a ponerla mas floja.
Vendaje de codo y rodilla
Las vendas en rollo pueden usarse sobre codos y rodillas para sujetar apósitos, o para inmovilizar lesiones como esguinces y torceduras. Para asegurar su efectividad, doble un poco la articulación y aplique la venda con una figura de ocho, en lugar de usar el método típico en espiral, trabaje de dentro a fuera y hacia arriba. Extienda bastante el vendaje a ambos lados para ejercer una presión uniforme.
A continuación siga los siguientes pasos:
Sostenga el miembro lesionado en una postura cómoda para la víctima, con la articulación ligeramente flexionada, si puede.
Ponga el cabo de la venda por el interior de la articulación. Rodee la articulación del todo hasta la cara exterior. Complete vuelta y media, para que el cabo de la venda quede ajustado y la articulación cubierta.
Pase la venda hasta la cara interior, por encima de la articulación. Dé una vuelta recta, a una altura que cubra la mitad superior de la venda que ya estaba puesta.
Pase la venda desde la cara interior del miembro hasta debajo de la articulación. Después de esa diagonal, haga una vuelta recta bajo la articulación para cubrir la mitad inferior de la venda que ya estaba puesta.
Continúe cruzando una figura de ocho por encima y por debajo de la articulación. Aumente la zona vendada cubriendo en cada pasada un tercio más que en la previa.
Para acabar, haga dos vueltas rectas alrededor del miembro y sujete el extremo del vendaje.
Compruebe la circulación distal en cuanto termine, luego cada 10 minutos. Si estuviera demasiado apretado, desenrolle hasta que se recupere el riego sanguíneo y vuelva a ponerlo mas flojo.

Vendaje de mano y pie
Una venda en rollo puede aplicarse para mantener en su lugar apósitos en manos y pies, o para inmovilizar una muñeca o tobillo. Una venda de sujeción debe extenderse bastante mas allá del punto de lesión, para presionar sobre toda la zona lesionada. El método mostrado para vendar una mano puede usarse para el pie; en ese caos se empezará por la base del dedo gordo y se dejará el talón sin vendar.
Ponga el cabo de la venda por la cara interior de la muñeca, hacia la base del pulgar. Dé dos vueltas rectas a la muñeca.
Trabajando desde el interior, pase la venda diagonalmente por el dorso de la mano hasta la uña del dedo meñique.
Lleve la venda cruzando la base de los dedos de forma que el borde superior toque la uña del dedo índice. Deje libres las yemas de los dedos.
Dejando los dedos libres, cruce la venda por el dorso de la mano hasta la parte externa de la muñeca. Enrolle otra vez sobre la muñeca y luego otra diagonal sobre la mano.
Repita las secuencias de vueltas en diagonal. Extienda el vendaje cubriendo un tercio mas en cada vuelta que en la precedente. Cuando la mano esté cubierta, termine con dos vueltas rectas alrededor de la muñeca.
Sujete el extremo. Cuando termine compruebe la circulación distal, y luego cada 10 minutos. Si está demasiado apretado, desenrolle para recuperar el riego sanguíneo y vuelva a ponerlo mas flojo.

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