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HEMORRAGIA DIGESTIVA BAJA Tania Funes Dueñas
La hemorragia digestiva baja es aquella que se produce en un punto distal al ángulo de Treitz. Representa aproximadamente el 20 % de todos los casos de hemorragia digestiva, siendo en el 80 % de los casos una hemorragia autolimitada. Se presenta fundamentalmente en pacientes de edad avanzada y la incidencia es algo mayor en el sexo masculino. La localización más frecuente es el colon y la enfermedad diverticular representa el 30-40% de los casos. En pacientes mayores de 60 años, las más frecuentes son la diverticulosis y la angiodisplasia, mientras que en pacientes jóvenes son la diverticulosis y la enfermedad inflamatoria intestinal.
Las causas más frecuentes de HDB aguda por orden de frecuencia serían:
Las causas más frecuentes de HDB según la edad serían:
La causa más frecuente de HDB crónica son las hemorroides, mientras que la causa más frecuente de hemorragia colorrectal aguda es la diverticulosis.
Los divertículos representan la causa más frecuente de hemorragias digestivas bajas importantes, en algunos estudios se asegura que son los responsables de hasta el 55% de los casos. Es más común en pacientes añosos, en el noveno decenio de vida la diverticulosis afecta a más de dos tercios de la población occidental. Tan sólo el 3-15% de las personas con diverticulosis experimentan episodios hemorrágicos, y aunque los divertículos son más frecuentes en el lado izquierdo del colon, los del lado derecho son los responsables de más de la mitad de los episodios hemorrágicos. Finalmente añadir que, más del 75% de los divertículos que sangran dejan de hacerlo espontáneamente, pero que en un 25 % de los casos existe un nuevo episodio de sangrado y que tras el segundo episodio existe un 50 % de recurrencia.
La incidencia de HDB por malformaciones arteriovenosas oscila entre un 2 y un 30 % de los casos. Se cree que representan lesiones degenerativas adquiridas secundarias a una dilatación progresiva de los vasos sanguíneos normales de la mucosa intestinal. Se distribuyen por igual entre ambos sexos y es la segunda causa más frecuente de sangrado en pacientes añosos. Se observa una correlación bastante notable entre estas lesiones y paciente con valvulopatías o toma de anticoagulantes orales. Suelen ser lesiones múltiples que proceden del lado derecho del colon. La mayoría de los pacientes experimentan hemorragias crónicas, pero hemos de tener en cuenta que hasta en un 15 % de los casos la hemorragia puede ser masiva. El sangrado suele ser autolimitado, pero cerca de la mitad de los pacientes vuelven a sangrar en un plazo de 5 años.
Incluye la EII, la colitis isquémica, la colitis infecciosa y la colitis por radiación, se estima que explica el 11-25 % de los casos de HDB. Los pacientes con EII suelen presentar una diarrea sanguinolenta autolimitada, sin embargo el 6-10 % de los pacientes con colitis ulcerosa y el 0.6-1.3 % de los pacientes con enfermedad de Crohn presentan una hemorragia de la gravedad suficiente como para requerir tratamiento quirúrgico urgente. Algunos cirujanos piensan que cuando esto sucede, se debe investigar otras causas diferentes de su propia enfermedad. La colitis isquémica se presenta en pacientes mayores de 60 años afectos de arteriosclerosis y cardiopatías, afectando mayoritariamente al colon descendente y sigma. Se manifiesta con dolor abdominal súbito y rectorragia que raramente es masiva. La colitis debida a diversos patógenos (O157: H E.Coli, CMV, Salmonella, Shigella…) puede provocar una HDB grave, pero es excepcional. La radioterapia afecta a la mucosa intestinal provocando la formación de ectasias vasculares que son proclives a la hemorragia.
Una hemorragia gastrointestinal por un tumor colorrectal representa el 10-18 % de los casos, y aunque no sea la etiología de HDB más frecuente es la etiología más importante a descartar. Generalmente se manifiestan como anemias crónicas, pues se tratan de hemorragias lentas, intermitentes e indoloras. Y debemos sospecharlo ante cambios en el ritmo intestinal, tenesmo o síndrome constitucional.
Las hemorroides y las fisuras o fístulas anales pueden provocar sangrado, pero generalmente se trata de pequeñas pérdidas intermitentes. La exploración anorrectal es obligada en todo paciente con una HDB. Y el hallazgo de estas lesiones, por su frecuencia, no excluye la valoración del resto del colon.
El origen de la HDB en el intestino delgado representa el 2-7% de los casos. La localización precisa del sangrado es difícil debido a la extensión y posición intraperitoneal libre del mismo. Por ello, sólo se examinará después de haber descartado el resto de orígenes en el colon, tracto GI superior y anorrecto. El divertículo de Meckel se da en el 2-3% de la población, mayoritariamente en población joven, y suele ser asintomático. Se trata de un verdadero divertículo al poseer las tres capas de la pared intestinal. Se trata de un resto congénito del conducto onfalomesentérico. La hemorragia se produce cuando el divertículo contiene mucosa gástrica ectópica.
La clínica es muy variable en función de cual sea la localización de la lesión, el volumen del sangrado y la velocidad de tránsito intestinal. Cuanto más proximal es el sitio de sangrado más oscura será la sangre, que además irá entremezclada con la deposición. La forma más frecuente de presentación es la rectorragia (expulsión de sangre roja brillante) y la hematoquecia (expulsión de sangre roja oscura asociada a coágulos). Suelen proceder del colon o recto, pero hasta en un 11% de los casos puede proceder del tracto digestivo superior, asociado a un tránsito intestinal acelerado. También pueden presentarse en forma de melenas (heces negras malolientes) cuando asocian un tránsito intestinal lento. Las pérdidas crónicas de pequeñas cuantías se presentan como una anemia ferropénica. La sintomatología acompañante puede ser orientativa: el dolor abdominal sugiere una etiología isquémica o inflamatoria, mientras que los divertículos y angiodisplasia suelen causar hemorragias indoloras. El dolor anal acompaña a la hemorragia producida por fisura anal o hemorroides. La hemorragia acompañada de diarrea sugiere enfermedad inflamatoria o infecciosa, mientras que el estreñimiento puede asociarse a un proceso neoformativo o hemorroides. El cambio en el ritmo deposicional, sobre todo en mayores de 50 años, junto con síndrome constitucional, debe hacernos sospechar un proceso neoplásico.
Se separan dos situaciones clínicas según la HDB se manifieste sin riesgo vital o con riesgo vital. En los pacientes con HDB sin riesgo vital la prioridad es el diagnóstico etiológico, sobre todo el descarte de procesos neoplásicos, mientras que en los casos de riesgo vital la prioridad es llegar a un diagnóstico de localización. Afortunadamente, la mayoría de hemorragias gastrointestinales son autolimitadas sin repercusión hemodinámica, lo que permite llevar a cabo exploraciones rigurosas para efectuar un diagnóstico etiológico preciso. Existen diversas técnicas diagnósticas, entre las que se incluyen la arteriografía, la colonoscopia, la tomografía computarizada, la gammagrafía con radioisótopos, la enteroscopia y la endoscopia con cápsula. Las dos primeras además de diagnósticas ofrecerían posibilidad terapéutica y las dos últimas estarían indicadas para el estudio de hemorragias de origen indeterminado.
Algoritmo diagnóstico ![]() ![]() ![]() * SNG ![]() * SNG Muchas series consideran que ante una hemorragia digestiva la primera prueba a realizar para una aproximación diagnóstica rápida sería la introducción de una sonda nasogástrica y examinar la muestra aspirada. Aunque la hematemesis suele ser diagnóstica de una hemorragia digestiva alta, serviría para determinar la cuantía y para extraer la sangre del estómago y realizar la endoscopia. También hemos de tener en cuenta que el aspirado por SNG puede resultar negativo en pacientes con melenas o incluso hematoquecia procedentes de una lesión alta cuando sufren una hemorragia duodenal importante y el píloro impide el reflujo duodenogástrico. En cualquier caso, podemos decir que sangre roja o en posos de café nos orientarían de forma rápida hacia una HDA y una muestra biliosa hacia una HDB.
El manejo inicial ante una hemorragia digestiva tiene como objetivo valorar la gravedad, identificar a los sujetos de riesgo e iniciar medidas de reanimación para mantener la estabilidad hemodinámica del paciente, de hecho, la principal causa de morbilidad y mortalidad en estos pacientes es el fallo multiorgánico como consecuencia de una reanimación inicial o posterior insuficiente.
Si el paciente esta estable hemodinámicamente podremos proceder a la anamnesis y exploración física. En la anamnesis importante las comorbilidades (traumatismos, cirugía abdominal, radioterapia abdominopélvica, polipectomía reciente…), tratamiento habitual (AINES, AAS, ISRS, anticoagulantes…), síntomas asociados (dolor abdominal, proctalgia, urgencia y tenesmo, perdida de peso…) y en cuanto a la exploración física importante los parámetros hemodinámicas (menos fiables en ancianos y en pacientes que tomen BB), la exploración abdominal y el tacto rectal. Se han dedicado considerables esfuerzos al desarrollo de medios de cuantificación del riesgo para facilitar la estratificación de los pacientes, y predecir así el riesgo de UCI, de recidiva hemorrágica y mortalidad; algunos no específicos como el sistema APACHE y otros más específicos como el BLEED, que maneja cinco criterios (hemorragia en curso, PAS<100mmHg, tiempo de protombina más de 1.2 veces superior al del control, estado mental alterado y proceso patológico concurrente), si se cumple cualquiera de estos criterios, el modelo predice un aumento del orden de tres veces en el riesgo de hemorragia recidivante, necesidad de cirugía o muerte. No obstante, son sistemas de puntuación usados casi de forma exclusiva en estudios de investigación no en la práctica clínica habitual.
Solo un 15% de los casos requerirán cirugía urgente. Son indicaciones de intervención quirúrgica urgente:
Si se localiza el punto de sangrado, la resección segmentaria de colon o intestino delgado es la técnica de elección y asocia una baja tasa de complicaciones y recidiva. Si no se localiza el punto de sangrado, y la situación hemodinámica del paciente lo permite, puede realizarse una evaluación endoscópica en quirófano con enterotomías. Si no se localiza punto de sangrado y la situación hemodinámica del paciente no permite realizar una evaluación endoscópica, existen diferentes alternativas: muchos autores defienden que dado que las causas más frecuentes de sangrado masivo se encuentran en el colon derecho bastaría con una hemicolectomía derecha. Sin embargo, este proceder está lastrado con un porcentaje superior de resangrado, de ahí que sean más los autores que consideran la colectomía total con ileostomía y fístula mucosa o Hartmann el proceso de elección. ![]() ![]() ![]()
Consideraciones prácticas (JPPR, MIPN,CGS) Peticiones: Laboratorio: Sangre: Hemograma: Recuentos: hematíes, hematocrito, hemoglobina, leucocitos, plaquetas. Fórmula leucocitaria Coagulación: Tiempo de protrombina, tiempo tromboplastina parcial, INR activada, fibrinógeno. Bioquímica: Glucosa Creatinina Urea Ionograma: Na, Cl, K Acido úrico Bilirrubina Transaminasas: GOT, GPT Fosfatasa alcalina GGT (gamma glutamiltransferasa) Amoniaco Proteinas: Proteína C reactiva (PCR) Albúmina Grupo sanguíneo, RH, Anticuerpos, pruebas cruzadas Radiología Torax: AP. Angio-TAC: Valorar arteriografia terapeútica: embolización. Colonoscopia ECG PREOPERATORIO Control de constantes del paciente: Tensión arterial, Frecuencia cardiaca, Frecuencia respiratoria, Temperatura Dieta absoluta Via intravenosa: dos vias, calibre grueso ( del 18 o del 14) Fluidoterapia: Ringer lactato o Suero fisiológico o Suero Glucosalino: 2500 cc/ 24 horas Inhibidor de la bomba de protones: Omeprazol 40 mgr/ iv Valorar sonda vesical. Analgesia: Metamizol 2 gr/iv/8 h Paracetamol 1 gr/iv/ 8 h PREOPERATORIO Consentimiento informado. Reservar 3 unidades de concentrado de hematíes, plasma fresco congelado, plaquetas Antibióticos: Amoxicilina/Clavulánico 2 gr/iv |