Para cuando faltan los médicos II. Si te faltan los médicos, sean médicos para ti Estas tres cosas: ánimo alegre, descanso moderado, dieta. El Aire






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Regimen Sanitatis (Flos Medicinæ)
Dedicatoria y recomendaciones generales
I.

Escribe al Rey de los Ingleses toda la Escuela de Salerno.

Si quieres ser fuerte, si quieres estar sano,

Ahorra el vino, sopa poca, no tengas por inútil

Levantarte tras las comidas, huye de la siesta,

No retengas la orina, no aprietes con fuerza el ano;

Aleja las preocupaciones graves, ten por siniestro el enojarte;

Si observas esto, vivirás mucho tiempo.

Para cuando faltan los médicos


II.

Si te faltan los médicos, sean médicos para ti

Estas tres cosas: ánimo alegre, descanso moderado, dieta.

El Aire


III.

Que el aire sea puro, diáfano y bien transparente,

Y no infecto en sí mismo, ni con hedor de cloaca,

O de cualquier otra cosa que infecte demasiado el cuerpo.
Sobre beber agua

IV.

Beber agua ocasiona inconvenientes al comer,

De aquí viene el ardor de estómago; y de aquí las indigestiones.

Lavarse las manos


V.

La loción tras la comida te reporta un doble regalo,

Limpia las manos y vuelve aguda la vista.

Si quieres estar sano, lávate las manos a menudo.
Sobre los vinos

VI.

Los vinos se prueban por el olor, el gusto, la transparencia, el color,

Si quieres buenos vinos, que puedas aplaudir cinco cosas en ellos:

Fuertes, hermosos, fragantes, fríos y jóvenes.
VII.

Los vinos dulces y blancos, te aumentarán más los elementos corporales.
VIII.

Si alguna vez alguien bebe demasiado vino negro,

el vientre se llena, la voz clara se enturbia.
IX.

El mejor vino produce también los mejores humores.

Si es negro, vuelve tu cuerpo perezoso;

El vino que sea claro, viejo, condimentado

Y bien rabioso, saltarín, tomado con moderación.
X.

El mosto provoca la orina, descompone rápidamente, e hincha.

XI.

El mosto retiene la orina, descompone rápidamente el vientre

Genera la obstrucción del hígado y la piedra del bazo.
XII.

El pan mojado en vino hace cuatro cosas: limpia los dientes,

Da una vista fina, llena lo que es deficiente, empequeñece lo abundante,

Y aguza el ingenio: deja satisfecho, pero enriquece los huesos.
XIII.

Si te daña la bebida nocturna del vino,

Vuelve a beber por la mañana, y será una medicina.
La salvia y la ruda

XIV.

La salvia con la ruda te serán bebidas seguras;

Añadiendo la flor de la rosa, sosiegan poderosamente el amor.
La cerveza

XV.

Que la cerveza no tenga sabor ácido, que sea bien clara,

Bien cocida, de buenos granos, y muy envejecida,

Y que se beba sin sobrecargar el estómago.
XVI.

La cerveza nutre los humores espesos, da

Fuerzas, y aumenta la carne, y genera la sangre,

Provoca la orina, también ablanda e infla el vientre.
El vinagre

XVI. (Continuación)

El vinagre enfría un poco, pero seca más,

Enfría, enflaquece, da negrura, reduce el esperma.

Daña los nervios secos, y seca las grasas.
Alimentos que nutren, refuerzan y engordan

XVII.

Los huevos frescos, los vinos rosados, los caldos grasos,

Con la harina pura, ayudarán mucho a Naturaleza.
XVIII.

Nutren y engordan el maíz, la leche, el queso fresco,

Las turmas, la carne de cerdo, los cerebritos, la médula de los huesos,

Los vinos dulces, la vianda más agradable al gusto, los huevos,

Bebidos, y el higo maduro, y la uva.
Alimentos no recomendables para los enfermos

XIX.

El melocotón, la manzana, la pera, la leche, el queso y la carne salada,

Y la carne de caza mayor, y la de liebre, la de cabritos, la bovina,

Suelen dañar la bilis, y son nocivas para los enfermos.
La carne, la comida y el beber

XX.

Nunca comas si no sabes que tienes el estómago bien

Limpio, y vacío de la comida que has tomado antes.

Por el hambre podrás saber esto con certeza,

Que éstos sean para ti los signos al hablar de la dieta minuciosa.
XXI.

No bebas si no tienes sed, y no comas si estás harto,

La sed y el hambre moderadas son un buen medicamento.

Si son excesivas, casi siempre reportan una molestia.
XXII.

Pon límites a la glotonería, y tendrás una vida más larga.

El médico dice: el hombre sobrio se exonera de la muerte.

Los huevos


XXIII.

Si comes un huevo, que sea blando y fresco,

Después de cada huevo, toma unas bebidas jóvenes.
Nueces y quesos

XXIV.

Después del pescado que venga la nuez, después de la carne que haya queso,

Una nuez es provechosa, dos dañan, tres son la muerte.
La comida de cada época del año

XXV.

En tiempos de primavera imponte el deber de comer poco.

El calor del verano daña las comidas poco moderadas.

Evita que los frutos del otoño sean para ti una carga.

Coge de la mesa todo lo que quieras en tiempo de invierno.
Del beber

XXVI.

Durante la comida, se debe beber a menudo y poco,

Para enfermar menos, no bebas entre vianda y vianda.
El pan

XXVII.

El pan, que no sea caliente, ni demasiado rancio,

Ni cocido dos veces, ni frito en la sartén,

Sino fermentado, y que tenga ojos y esté bien cocido,

Y no demasiado salado.

No comas la corteza, porque produce la bilis negra.

Que sea puro y sano, si no es así lo has de tener por inútil.
Efectos de los alimentos según su preparación

XXVIII.

Los hervidos nutren, pero los fritos dañan, y los asados estriñen,

Los alimentos agrios purgan, pero los crudos inflan y los salados secan.

El cerdo

XXIX.

La carne de cerdo sin vino es peor que la carne ovina;

Si le pones vino, entonces es nutrición y medicina,

Las carnes de cerdo con cebollas son medicinales.

La ternera

XXX.

Son muy nutritivas las carnes de ternera.
Las tripas

XXXI.

Las tripas de cerdo son buenas, en cambio son malas las de otros animales.

Los menudillos


XXXII.

Los corazones de cerdo son aumento de tristezas.

El bazo masticado es a menudo saludable, incluso para los enfermos del bazo.

Disuadiros de comer riñones, a menos que sean sólo de cabrito.
Las aves

XXXIII.

Son buenas las gallinas, el capón, la tórtola, el estornino, la paloma,

La codorniz, con el mirlo, el faisán y la pularda,

El pinzón, la perdiz y la avutarda, y el tembloroso pato de agua.
El pato y las fiebres cuartanas

XXXIV.

¡Oh pato de río, qué gran dulzura destilas!

Si me hubiera precavido, si hubiese frenado el vientre,

El pato no me habría renovado las fiebres cuartanas.
La oca

XXXV.

La oca ansía el vino en la mesa y el agua en los campos,

La oca muerta quiere vino, la viva agua.

Otros menudillos


XXXVI.

El corazón se digiere con retraso, también se digiere con dificultad.

Lo mismo acontece con el vientre. En cambio las cosas externas son provechosas,

La lengua se convierte en un buen nutrimiento medicinal.

El pulmón es fácil de digerir, pasa rápido.

Es mejor el cerebro de gallina que el de los demás animales.
El hígado

XXXVII.

No alabes el hígado, si no es de gallina o de pato.
Sobre los peces

XXXVIII.

Si los peces son blandos, escogerás los de mayor corpulencia,

Si los peces son duros, serán más buenos los pequeños.
XXXIX.

El lucio y la perca, el xinet y el albur, la tenca,

La plana y el gardi, con la carpa, el gobio, la trucha,

Estos peces serán, más que los otros, alimentos agradables.
Las Anguilas ( y el queso)

XL.

Las anguilas, si se comen, son malas para la voz,

De esto dan testimonio los que no ignoran la Física.

El queso y las anguilas son malos, si se comen,

Si no bebes y no vuelves a beber muchas veces.
Los sabores

XLI.

Estos tres tienen fama de calor: salado, amargo, caliente.

La vinagreta, acompañando al pescado de mar, refresca

Y el perfumado y el insípido confieren moderación a las cosas dulces.

Las salsas


XLII.

La salvia, la sal, el vino, la pimienta, los ajos, el perejil,

Con esto se hace buena salsa, si la mezcla no está mal hecha.
La sal

XLIII.

Los aderezos han de ponerse delante del que come.

La sal ahuyenta útilmente el mal sabor, y da sabor a aquello que es insípido;

Porque tiene mal sabor el alimento que se da sin sal.

Las cosas saladas irritan la vista, y disminuyen el semen,

Y generan la sarna, el picor intenso o la rigidez.
La cena

XLIV.

De una gran cena proviene una gran pena al estómago.

Para que la noche te sea ligera, que la cena sea breve,

La cena breve o la cena ligera rara vez se hace molesta;

La gran cena daña, lo enseña la medicina, y es cosa bien manifiesta.
XLV.

Para evitar la pena, comienza la cena con caldos.
La dieta durante una epidemia

XLVI.

Ordeno a todos observar la dieta normal,

Así ha de ser, mientras no convenga cambiar.

Hipócrates es testigo, porque se produce una epidemia mala.

Este epígrafe de la medicina es más fuerte que una dieta determinada.
Prescripción médica del régimen alimentario

XLVII.

Cuál, qué, cuándo, cuánto, cuántas veces, dónde, todo

Esto debe señalar en el alimento que se ha de tomar, el Médico bien docto.

Para que no entres con mal pie en el camino adecuado.
Huevos óptimos

XLVIII.

No quiere mentir quien quiere tener por ley

Que son buenos los huevos blancos y muy frescos,

Estas tres cosas son los huevos producidos en casa, los de primavera son mejores.
Las leches

XLIX.

La leche para los débiles, de cabra sana; después de la de camello

Y de burra, la mejor de todas es la de asna.

La más nutritiva la de vaca, y también la de oveja.

Si se tiene fiebre o dolor de cabeza, la leche no es demasiado buena.
La mantequilla

L.

La mantequilla aplaca y humedece, deja sin fiebre.

Y la nata de la leche incide, limpia, penetra y también purifica.
El queso

LI.

El queso ha de estar helado, condensado, ser grueso y duro.

Queso y pan son la mejor vianda para los sanos.

Si no están sanos, entonces no unas el queso al pan.
La Fruta

LII.

Añade bebida a la pera. La nuez es Medicina para la ponzoña.

El peral produce nuestras peras, las peras sin vino son hiel.

Si las peras son hiel, sea maldito el peral.

Si las cueces, las peras son un antídoto, pero crudas son ponzoña.

Crudas cargan el estómago, pero cocidas quitan la pesadez.

Después de las peras da bebida, después la fruta carnosa evacúa el vientre.
LIII.

Las moras quitan la sed, son un requisito para la úvula y el gaznate.
LIV.

Si comes cerezas, te harán buen provecho,

Purgan el estómago, el hueso te quita la piedra,

De aquí proviene una sangre mejor en todo el cuerpo.
LV.

Las ciruelas son refrescantes, laxan, te aprovechan mucho.
LVI.

A vosotros os está permitido comer melocotones en justa medida

Con mosto. Es costumbre acompañar con un redrojo de uva las frutas de corteza dura.

La pasa es buena para la tos, y lo es también para el riñón, pero no para el bazo.

La utilidad de la uva, sin granas y sin piel

Da sosiego a la aridez del hígado y al ardor de la bilis.
LVII.

Los higos ablandan el pecho, y relajan el vientre,

Tanto si se comen tiernos como si están bien secos.

Nutren y engrasan, y curan diversos tumores;

La escrófula, el tumor, los ganglios ceden con su cataplasma.

Si le añades la grana de higo, lleva hacia fuera los huesos rotos.
LVIII.

Pero los pedúnculos, que dan apetencia sexual, perjudican a cualquiera.
LIX.

Las bellotas multiplican la acción de orinar, comprimen el vientre.

Los nísperos duros son agradables, pero son mejores los blandos.
Productos de la huerta

LX.

¿Ahora tomamos el guisante para alabarlo o para reprobarlo?

Con las pieles inflama y es nocivo.

Quitadas las pieles, los guisantes son muy buenos.
LXI.

Evita comer el Haba, genera la gota.
LXII.

Porque produce pasto, es llamada zanahoria (pastinaca).

No obstante, nutre poco, si no es mucha.

Da fuerza al coito, no es indiferente al menstruo.
LXIII.

El nabo ayuda al estómago, sabe producir la ventosidad,

Provoca la orina, y hace daño al vientre,

Si te lo comes mal cocido, te genera el dolor intestinal.
LXIV.

El caldo de legumbres y de garbanzos es bueno; la sustancia es mala.
Las especias

LXV.

El grano de mostaza es pequeño, caliente y seco.

Da lágrimas, y purifica la cabeza, y quita la ponzoña.
LXVI.

Cuatro cosas da el hinojo: ahuyenta las fiebres y la ponzoña,

Purifica el estómago, también vuelve aguda la vista.

Hace orinar, y saca la ventosidad del vientre.

La semilla del hinojo quita las emanaciones del culo.
LXVII.

El anís enmienda la vista, conforta el estómago.

Que la provisión de anís sea de la mejor dulzura.
LXVIII.

El comino impide las ventosidades, y disminuye los tumores,

Hace que los vientres estén menos llenos de males.

El coriandro conforta el estómago y remueve el vientre.
Las violetas y el estramonio

LXIX.

Con la borrachera se quita el dolor de cabeza y la pesadez,

Dicen que el vino purpúreo arreglado con zumo de violetas cura a los ancianos.
El saúco

LXX.

Las flores de saúco son mejores que el saúco.

Porque el saúco huele, pero la flor suele oler más.
El azafrán

LXXI.

Se dice que el azafrán reconforta y da alegría.

Y que fortalece las partes blandas y repara el hígado.
La “lengua de buey”

LXII.

La bebida de vino en la que hay mucha buglosa

Dicen que quita la pesadez del cerebro afligido.

Se dice que la cocción hace que los comensales se alegren.
La borraja

LXXIII.

La borraja cura los cardíacos, da alegrías.

Dice la borraja: siempre doy placeres.
La col

LXXIV.

El caldo de col desliga, su sustancia estriñe,

Cuando ambos se toman, se disponen a laxar el vientre.
El ligústico

LXXV.

El ligústico nutre poco, comprime y oprime el vientre.
Las espinacas

LXXVI.

La espinaca es buena para el ardor de la boca,

I comer espinaca amarga va bien a los estómagos ardientes.
Las cebollas

LXXVII.

Sobre las cebollas los Médicos no parecen estar de acuerdo,

Galeno dice que no son buenas para los que sufren de la hiel,

En cambio cree que son muy saludables para los flemáticos.

Asclepio afirma que son bastante sanas,

Sobre todo para el estómago, y que provocan un color bonito.

Fregando repetidas veces las partes desprovistas de cabellos

Con cebollas picadas, podrás rehacer el decoro de la cabeza.
El ajo porro

LXXVIII.

El ajo porro a menudo hace fecundas a las muchachas,

Y puede retener la sangre que emana de la nariz,

Si untas las narices por dentro con tal medicamento.
Los cominos rústicos

LXXIX.

No te será inútil tomar comino rústico

Hace la vista clara, aunque sea amarga de gusto.

Y mata los gusanos, y aporta una ayuda a la digestión.
El romero

LXXX.

Poner romero batido con miel, cura.

Bebido con vino, suele apaciguar muchas veces

El dolor del costado. Si además añades hierba molida,

Suele aligerar muchas veces el vómito y el vientre.
La malva

LXXXI.

Los antiguos dijeron que la malva reblandece la tripa,

Sus raíces trituradas liberan los excrementos:

Mueven la vulva, y muchas veces dan diarrea.
La menta

LXXXII.

Miente la menta, si es lenta para expulsar

Los gusanos del vientre, y los vermes del estómago.
La salvia y otras.

LXXXIII.

¿Cómo es que muere el hombre, en el huerto en el que nace la salvia?

Contra la fuerza de la muerte no hay medicamento en los huertos.

La salvia fortalece los nervios, y quita el temblor

De las manos, y con su ayuda huye la fiebre alta.

La salvia, el castiro, el espliego, la primavera,

Los berros; la atanasia: ésta sana los miembros paralíticos.

Salvia salvadora, de la Naturaleza conciliadora.
La ruda

LXXXIV.

Es noble la ruda porque vuelve claros los ojos.

Con la ayuda de la ruda, hombre legañoso, verás claramente.

Comida cruda y fresca purifica los ojos de la oscuridad.

La ruda disminuye la apetencia venérea en los hombres y la aumenta en las mujeres.

La ruda vuelve casto y da vista y astucia.

La ruda cocida protege los lugares contra las pulgas.
LXXXV.

A los enfermos da sueño; también quita el vómito, y su semilla

Comida con miel cura a los biliosos;

Y cura la tos inveterada, si se bebe muchas veces

Quita el frío del pulmón, y el tumor del vientre,

Y ayuda a curar todas las enfermedades de las articulaciones.
El hisopo

LXXXVI.

El hisopo es una hierba que expurga la flema del pecho,

Debida al trabajo del pulmón, junto con miel cocida,

Se dice que da a los rostros un color excelente.
La énula

LXXXVII.

La énula vuelve las tripas sanas.

Si se toma con jugo de ruda

Dicen que es una bebida que va bien para los reventados de cansancio.
LXXXVIII.

Bebida con vino ahuyenta el cólera negro.

Dicen que si se pone rancia sosiega la gota de los pies.
El abrótano y la escabiosa

LXXXIX.

Por el abrótano crudo se limpiará el humor del estómago,

El que vive en la ciudad desconoce en general el valor de la escabiosa.

Conforta el pecho deprimido por la senectud enferma.

Se bebe con vino, así se evacúa el veneno.
La hepática

XC.

De su jugo se dice que mantiene los cabellos

Abundantes de grasa; y que quita los dolores de dientes.

El jugo de la hepática untado con miel purifica.
La celidonia

XCI.

También escribió Plinio, con esta hierba, la golondrina madre

Devuelve los ojos a sus hijitos ciegos, aunque se los hayan quitado.
XCII.

Su jugo infundido en las orejas mata los vermes.

La piel cocida con vinagre funde las verrugas.

La flor tomada con agua hace que, se enfrien

Todos los ásperos estimulantes instintos venéreos;

Y de tal manera deseca que no se da más procreación.
XCIII.

El mareo del mar no podrá molestar a nadie

Que haya tomado antes esta hierba mezclada con vino.

Conforta los nervios y todas las causas del pecho.

Con su olor ahuyenta las serpientes y la bebida ponzoñosa.

Con hiel de buey saca el ruido de la oreja.
La pimienta negra

XCIV.

Si la pimienta es negra, no es lenta en evacuar el vientre.

Limpiará las flemas y ayudará a la digestión.

La pimienta blanca es provechosa al estómago, y es útil para la tos

Y para el dolor, y previene la agitación y el rigor de la fiebre.
El jengibre

XCV.

El jengibre tomado antes aleja la enfermedad; y tomado después

Disminuye la enfermedad inveterada; quita las molestias del vientre.
La siesta

XCVI.

Que te sea breve o nula la dormición de la siesta.

La fiebre, la pesadez, el dolor de cabeza, y el catarro,

Estas cosas te provienen de dormir a mediodía.
El dormir

XCVII.

Dormir siete horas es suficiente, tanto para el joven como para el viejo.
Ventosidades de los intestinos

XCVII (Continuación)

Cuatro cosas vienen de la ventosidad retenida en el vientre;

Espasmo, hidropesía, cólicos y vértigo; la experiencia lo demuestra.
Antídotos

XCVIII.

Los ajos, la ruda, la pera, el rábano, el tanaceto, el tártago

Proporcionan un antídoto contra la ponzoña mortal.
La higiene matinal

XCIX.

El agua helada que limpie acariciando, por la mañana, los ojos y las manos.

Por aquí y por allá, que dure poco; extender un poco

Los miembros, peinarse el cabello, limpiarse los dientes; estas cosas

Confortan el cerebro y también confortan a los demás miembros.

Consejo saludable


C.

Báñate con agua caliente, manténte en pie, o camina cuando hayas comido; enfríate poco a poco.
El dolor de cabeza

CI.

Si el dolor de cabeza proviene de la bebida, es preciso beber agua,

Porque de la bebida excesiva se crea la fiebre aguda.

Si la coronilla de la cabeza o la frente son atormentados por el calor,

Es preciso fregar, repetidamente y con moderación, al mismo tiempo los pulsos y la frente,

Es preciso limpiarlos con hierba mora cocida y bien caliente

Porque se cree que esto es bueno para el dolor de cabeza.
Molestias en la oreja

CII.

Tanto la costumbre de dormir después de comer como moverse demasiado,

Y la embriaguez, son cosas que suelen causar molestias en la oreja.
CIII.

La agitación, la larga dieta, el vómito, los golpes, las caídas,

La embriaguez, el frío, provocan en la oreja un ruido enojoso.
Para los ojos

CIV.

Los baños, los vinos, la apetencia venérea, el viento, la pimienta, los ajos, el humo,

El porro, las cebollas, el haba, la liebre, y el llanto, la mostaza,

El sol, y el coito, el fuego, el trabajo, la contusión, los dolores agudos, el pulso;

Estas cosas dañan los ojos, si bien hacen velar más.
CV.

La fuente, el espejo, el césped, estas cosas dan alivio a los ojos.

Por lo tanto buscad por la mañana las montañas, por la tarde las fuentes.
CVI.

El hinojo, el romero, las rosas, la celidonia, la ruda,

De estas cosas se hace un agua que vuelve la vista fina.

Para los dientes


CVII.

Cuida así los dientes: recoge las granas de porros.

No te falte el incienso, quema estas cosas conjuntamente con el beleño negro.

Y recibe así, por absorción, el humo apartado del que lo da.
Causas de ronquera

CVIII.

La fruta de piel dura, el aceite, el frío de la cabeza, la anguila, la bebida,

Y la fruta cruda hacen que el hombre esté ronco.
Los resfriados

CIX.

Ayuna, vela, calienta la comida, y trabaja,

Inspira lo que está caliente, moderadamente, reprime el hálito,

Observa bien estas cosas, si quieres quitarte el reuma.

Si pasa al pecho, se llama reuma catarro.

La ronquera está en la garganta, en las narices la coriza.
Para las fístulas

CX.

Acuérdate de mezclar azufre con oropimente:

También es conveniente añadir calcio y adjuntarle jabón.

Mezcla estas cuatro cosas: mezcladas las cuatro

Se cura la fístula, si se llena de estas cosas cuatro veces.
De los temperamentos

CXI.

En el cuerpo humano hay cuatro humores,

La sangre con la cólera, la flema, la melancolía.
CXII.

A los melancólicos se les da tierra, a la pituita agua;

A los sanguíneos aire, a la cólera la fuerza del fuego.
CXIII.

La flema dará escasas fuerzas, y hará

Anchos y pequeños, y grasos, y mediocres de sangre;

Ocios sin aplicación, si bien los cuerpos con sueño;

Sentidos enervados, movimientos pesados, pereza, sueño;

El flemático es somnoliento, perezoso, abundoso de esputo.

Tiene el sentido enervado, el rostro grasiento, el color blanco.
CXIV.

Éstos son grasos por naturaleza, y bromistas,

Y ansían oír nuevos rumores frecuentes,

A éstos deleitan Venus y Bacus, las viandas, las risas,

Y los hace alegres y habladores de palabras dulces.

Son hábiles y muy aptos para todos los estudios:

La ira no les excita fácilmente por cualquier causa.

Generosos, amantes, alegres, risueños, y de color rubio,

Cantarines, obesos, muy audaces, y benignos.
CXV.

Es el humor de la cólera el que pertenece a los impetuosos,

Este género de hombres es el que ansía sobresalir de entre los otros.

Aprenden superficialmente, comen mucho, crecen rápidamente,

Y por eso son magnánimos, generosos, aspirantes a las cosas más altas,

Duros, falaces, irascibles, voluptuosos, audaces,

Astutos, flacos, sobrios, y de color de azafrán.
CXVI.

Falta aún la triste naturaleza de la cólera negra,

Que vuelve malos, lúgubres, poco habladores.

Velan por los estudios, y su mente no es dada al sueño.

Mantienen el propósito, creen que para ellos nada ha de ser seguro.

Envidiosos y tristes, ambiciosos y de una derecha tenaz,

No privados de malicia, tímidos y de color amarillo.
CXVII.

Cuando la Sangre delinque, el rostro se pone rojo, aparecen ojeras.

Se inflan los párpados, y el cuerpo se agobia excesivamente.

Y hay un pulso rápido, pleno, débil, un gran dolor

Sobretodo en la frente. Se produce un estreñimiento del vientre,

Y la lengua se seca por la sed; todo está lleno de rojez,

Hay dulzura en la saliva, y todos los agrios son dulces.
CXVIII.

Acusan la cólera el dolor de la mano derecha, la lengua áspera,

El zumbido, y el vómito frecuente, la vigilia prolongada,

Mucha sed, y la eyección abundosa, dolor de vientre,

Se tienen nauseas, amargura de corazón, disminuye el hambre,

Se presenta un pulso débil, duro y veloz, que se agita,

La boca se abrasa de sequedad y amarga, los sueños fingen incendios.
CXIX.

La flema excediendo las propias leyes en la sangre,

Vuelve la boca insípida, las nauseas frecuentes, salivas;

Dolores en los costados, de estómago, y también en la nuca.

Se presenta un pulso ralo, también lento, suave, vacío;

Un sueño falaz precede fantasmas acuosos.
CXX.

Mientras el pósito domina en el cuerpo lleno de humores,

El cutis es negro, el pulso duro, y la orina pobre,

Angustia, temor, tristeza, los sueños aterradores,

Se agrían los eruptos y el propio sabor de los esputos.

Y la oreja izquierda principalmente zumba o silba.
De la sangría

CXXI.

Diecisiete veces al año es conveniente la sangría,

Ya que por la sangría el excesivo espíritu vital se va;

Después el espíritu vital se aumenta bebiendo vino,

Y el daño de los humores se repara lentamente con el alimento.
CXXII.

La sangría clarifica los ojos, purifica

La mente y el cerebro, hace que las médulas estén calientes.

Limpia las entrañas, reprime el estómago y el vientre,

Da unos sentidos puros, da sueño, quita los tedios,

Produce y aumenta el oído, la voz, las fuerzas.
CXXIII.

La sangría alegra a los tristes, aplaca a los airados

Hace que los enamorados no sean alocados.
CXXIV.

Cuando se ha extraído sangre, se ha de velar durante seis horas

Para que el humo del sueño no dañe la sensibilidad del cuerpo.
CXXV.

Cuando hayas sido sangrado no tomes en seguida viandas.

Todo lo que es de leche debe evitarse, debidamente, minuciosamente;

Y el hombre sangrado evitará la bebida.

Evitarás las cosas frías que son perjudiciales para los debilitados.

Y el aire nublado será vetado a éstos.

Para todos es apto el descanso, y el movimiento muchas veces es nocivo.

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