HISTORIA
DE LA
IGLESIA CATÓLICA
Generalidades
Guiones para las clases.
Pro manuscripto.
Pedro García Cmf
Parroquia del Corazón de María
SAN SALVADOR, El Salvador C. A.
Suplico se fijen en el subtítulo GENERALIDADES que sigue al título de
HISTORIA DE LA IGLESIA CATOLICA
En este subtítulo de “Generalidades” está bien expresado el pensamiento del autor y la realidad de este trabajo. No se trata de una Historia crítica o científica, sino de simples explicaciones impartidas a los alumnos y entregadas después en cuaderno fotocopiado ─ellos lo llaman benignamente “libro”─ para recordar las lecciones impartidas.
Esto no obstante, no quiere decir que no se puedan presentar las fuentes de que el autor de ha valido.
Como base, el MANUAL DE HISTORIA DE LA IGLESIA de mi hermano claretiano Padre Jesús Álvarez Gómez.
Como fuente principal, la HISTORIA DE LA IGLESIA CATOLICA de la BAC, en cuatro volúmenes, de los jesuitas Padres Bernardino Llorca, Ricardo García Villoslada y Francisco J. Montalbán.
Aparte de monografías como la HISTORIA DE LOS PAPAS de Saba-Castiglioni; las ACTAS DE LOS MARTIRES de Daniel Ruiz Bueno, de la BAC; para las semblanzas de los Santos, el conocido VIDA DE LOS SANTOS DEL BUTLER; y como consulta ocasional, la gran HISTORIA DE LA IGLESIA de Fliche-Martin.
PRESENTACION
¿Necesito decir el porqué de este escrito?... Creo que sí. En esta nuestra Parroquia del Corazón de María de San Salvador, El Salvador, C. A., abrimos una Escuela de Formación Teológica para adultos. A lo largo de los cuatro años que lleva funcionando al escribir estas líneas, se han mantenido en un promedio de ochenta personas cada miércoles, de veinte a veinticinco de ellas por la noche, acabado su trabajo, lo cual indica mucho interés y buena dosis de sacrificio. Cuando propuse la Historia de la Iglesia como asignatura, causó algo de extrañeza. Por experiencias anteriores, sabía lo que me hacía. Nuestros laicos no conocen materia semejante. Y, puestos a exponerla, el interés de los alumnos ha ido en crecida constante. Tomaban notas y notas, algo con lo cual yo no estuve conforme desde un principio. Y me propuse ir a las clases no con un simple guión ─algo que me hubiera resultado muy cómodo─ sino con el tema desarrollado por completo, al pie de la letra, y que al final del curso se convertiría en un cuaderno de estudio continuado. Y viene la sorpresa: esos ochenta alumnos se han llevado fotocopiados a estas horas 485 cuadernos de sólo los dos primeros años, Edad Antigua y Edad Media: “Mi mejor regalo para mis amigos”…, piropo que el autor agradece de veras.
Al estudiar la Historia de nuestra Iglesia, ¿qué es lo primero que intentó el autor? ¿qué miramos nosotros los católicos? Queremos conocerla, como es natural, porque la amamos. Pero, sobre todo, queremos formarnos, pues la Historia ─tanto la religiosa como la civil─, es sumamente aleccionadora. Nuestro estudio, más que informativo, queremos que sea formativo, o tan formativo como informativo.
Entonces, si nuestra Historia de la Iglesia Católica quiere ser ante todo formativa, producirá en nosotros un amor grande a nuestra Iglesia. Como lo fue el del Papa Pablo VI, tan cercano a nosotros. Era notable su amor a la Iglesia. No lo sabía disimular. Y nos lo recordó el Papa Benedicto XVI cuando el 8 de Noviembre del 2009 fue de visita a Brescia, ciudad natal del Papa Montini, en la que citó estas bellas y estimulantes palabras de aquel Papa, tan virtuoso como sabio:
“Pudiera decir que siempre he amado a la Iglesia y que por ella, no por otra cosa, me parece haber vivido. Pero quisiera que la Iglesia lo supiera. Quisiera abarcarla toda, en su historia, en su designio divino, en su destino final, en su compleja, total y unitaria composición, en su consistencia humana e imperfecta, en sus desdichas y sufrimientos, en las debilidades y las miserias de tantos hijos suyos, en sus aspectos menos simpáticos, y en su esfuerzo perenne de fidelidad, de amor, de perfección y de caridad. Cuerpo Místico de Cristo. Quisiera abrazarla, saludarla, amarla en cada uno de los seres que la componen, en cada obispo y sacerdote que la asiste y la guía, en cada alma que la vive y la ilustra; bendecirla... Y ¿qué diré a la Iglesia, a la que debo todo y que fue mía? Las bendiciones de Dios vengan sobre ti; ten conciencia de tu naturaleza y de tu misión; ten el sentido de las necesidades verdaderas y profundas de la
humanidad; y camina pobre, es decir, libre, fuerte y amorosa hacia Cristo”.
La Iglesia fue el gran amor del Papa Pablo VI, y enlazaba espiritualmente con Santos tan notables como Teresa de Lisieux: “Mi vocación es ser corazón en la Iglesia”; como Teresa de Ávila, en su agonía: “¡Al fin muero hija de la Iglesia!”;
como Antonio Ma. Claret, que escribe un libro a los Obispos, ofreciéndoles sus apuntes
íntimos, “para conservar la hermosura de la Iglesia”; como Ignacio de Loyola, el del inquebrantable “sentir con la Iglesia” “jerárquica”; como Pablo (Col. 1,24), que vive en martirio continuo “por el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.
El estudio de la Historia de la Iglesia, sobre ser ameno e ilustrar debidamente, acrecienta uno de los más bellos amores que alientan el corazón cristiano.
Pedro García Cmf
ÍNDICE
Planteamiento. Lección introductoria. Página 9
Noticia de la Edad Antigua, 12
En el momento y lugar oportunos, 13
El mundo moral en el que nace la Iglesia, 16
Jesucristo, el fundador de la Iglesia, 19
Los Apóstoles de Jesús, 22
El primer siglo de la Iglesia, 25
Las Persecuciones Romanas, 28
El porqué y cómo de las Persecuciones, 31
Las Persecuciones. Actas e Historias, 34
Más sobre las Persecuciones y Actas, 37
La persecución literaria. Los Apologistas, 40
Constantino y la paz de la Iglesia, 43
Pros y contras de estos primeros siglos, 46
La Jerarquía en los tres primeros siglos, 49
Los Sacramentos en estos siglos primeros, 52
El Monacato del siglo IV, 55
Un vistazo a las principales herejías, 58
Los primeros Concilios Ecuménicos, 61
Más sobre los Concilios, 64
Los Santos Padres, 67
Los bárbaros o Los pueblos del Norte, 70
La Iglesia en el Imperio de Oriente, 73
La expansión del Cristianismo, 76
San Benito y sus Monasterios, 79
Francia, la Primogénita, 82
España abraza el Catolicismo, 85
El Catolicismo en Italia, 88
Irlanda Católica, 91
La Evangelización de Inglaterra, 94
Por los pueblos germanos, 97
La vida cristiana en estos siglos, 100
Los Papas de los cinco siglos primeros, 103
San Gregorio Magno, cumbre del Pontificado, 106
La Iglesia merovingia, 109
La Iglesia visigótica en España, 112
El Islam. Frenazo y destrucción, 115
Noticia sobre la Edad Media, 119
Visión panorámica de la Edad Media, 121
Primeros Papas medievales, 125
San Bonifacio y la conversión de Alemania, 128
La conversión de toda Europa, 131
Los Carolingios, 134
Los Estados Pontificios, 137
El Sacro Imperio Romano, 140
El Feudalismo, 143
Más sobre el Feudalismo, 146
El Siglo de hierro del Pontificado, 149
La avalancha del Islam, 152
La Reconquista Española, 155
Las Cruzadas, 158
Más sobre las Cruzadas, 161
El Cisma de Oriente, 164
Las Investiduras y San Gregorio VII, 167
Algo sobre el Clero, 170
Cluny y Claraval, 173
La vida cristiana en la Edad Media, 176
Herejías en la Edad Media, 179
Más sobre las herejías, 182
Aparece la Inquisición, 185
Las Órdenes Militares, 188
Dominicos y Franciscanos, 191
Más Órdenes Religiosas, 194
Las grandes Santas de esta época, 197
Reliquias, Indulgencias y Peregrinaciones, 200
Gárgano, Compostela y la Caridad, 203
Cosas de aquel entonces, 206
Inocencio III, el Augusto del Pontificado, 209
Los Gremios y Cofradías, 212
La Iglesia Educadora, 215
Enseñanza suprior: las Universidades, 218
La Ciencia Escolástica, 221
Arte y Literatura, 224
Final del siglo XIII y de la Edad Media, 227
Edad Nueva. ¿Por qué?, 231
Un comienzo problemático, 233
La supresión de los Templarios, 236
Aviñón. Una mirada sintética, 239
Los otros Papas de Aviñón, 242
Qué juicio nos merece Aviñón, 245
El Papa regresa definitivamente a Roma, 248
El cónclave más crítico del Papado, 251
El cisma de Occidente, 254
En medio del cisma, la santidad de la Iglesia, 257
El Concilio de Constanza, 260
Problemas y herejías, 263
El papa Martín V. Roma para siempre, 266
Concilio de Basilea-Ferrara-Florencia-Roma, 269
Santos en la mano de Dios, 272
Mujeres extraordinarias de la Iglesia, 275
La Devoción Moderna y la santidad en estos días, 278
Ante el Humanismo y el Renacimiento, 281
Mirada de conjunto a los Papas renacentistas, 284
Los Papas del Renacimiento (I), 287
Los Papas del Renacimiento (II), 290
Los Papas del Renacimiento (III), 293
“Reforma”, la palabra típica de estos tiempos, 296
Lutero. El Protestantismo, 299
Zuinglio, Calvino, Enrique VIII, 302
Hasta el Concilio de Trento, 305
Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús, 308
Una visión desde Lutero a Westfalia, 311
El Concilio de Trento, 314
San Pío V y Lepanto, 317
Los Papas después de Trento, 320
Órdenes Religiosas renovadas y nuevas, 323
Los grandes Santos de esta época (I), 326
Los grandes Santos de esta época (II), 329
Mártires bajo el protestantismo, 332
Apogeo de la ciencia católica, 335
América, un Nuevo Mundo católico (I), 338
América, un Nuevo Mundo católico (II), 341
América, un Nuevo Mundo católico (III), 344
El Oriente se abre a la Iglesia, 347
Noticia sobre la Edad Moderna, 351
El absolutismo de los reyes, 354
El Pontificado moderno, 357
Primeros Papas de la Edad Moderna, 360
Por las Misiones de Oriente, 363
La Iglesia en Estados Unidos, 366
El Jansenismo, 369
La Ilustración (I), 372
La Ilustración (II), 375
Unos años muy grises, 378
La vida espiritual en siglo y medio, 381
Santos más señalados en estos días, 384
Empiezan los Papas del siglo XVIII, 387
Supresión de la Compañía de Jesús, 390
La Revolución Francesa (I), 393
La Revolución Francesa (II), 396
Entre dos Papas: Pío VI y Pío VII, 399 128. Los primeros Papas del siglo XIX, 402 129. Los grandes errores modernos, 405
Se pierden los Estados Pontificios, 408
Volviendo al Beato Papa Pío IX, 411
El papa León XIII, un prisionero célebre, 414
La Era de las Misiones, 417
Por el Asia Menor y la India, 420
La Iglesia en Japón y China, 423
Vietnam y Corea, 426
Por la lejana Oceanía, 429
Las Misiones de África, 432
Mártires y Santos Africanos, 435
Mirando a América del Norte, 438
La Era de María, 441
San Pío X. Las reformas modernas, 444
Benedicto XV, el Papa de la paz, 447
Pío XI y el Tratado de Letrán, 450
El papa Pío XII, 453
La Iglesia del siglo XX perseguida, 456
América Latina, 459
América Latina, plantel de Santos, 462
Devociones y Movimientos modernos, 465
Grandes Santos y grandes obras, 468
El Beato Papa Juan XXIII, 471
El Concilio Vaticano II, 474
Pablo VI, el Papa del Concilio, 477
Apéndices, 481
Juan Pablo I, 482
Beato Papa Juan Pablo II, 485
Naturaleza y misterio de la Iglesia, 488
La Curia Romana, 491
El Derecho Canónico, 494
El Cónclave, 496
La Canonización, 498
1. PLANTEAMIENTO. LECCION INTRODUCTORIA
La redacción de esta lección primera la vamos a dividir y numerar por puntos. Nada particular. Se trata de señalar distintamente las ideas que hay que tener muy presentes a lo largo de todas las lecciones.
¿Qué entendemos por Historia? Entendemos por historia el recuerdo, desarrollo, causas y efectos de un hecho que ha sucedido en el mundo y que podemos comprobar. No se trata de fantasías sino de cosas y casos verdaderos y concretos.
Tratándose de la Historia de la Iglesia Católica, es el conocimiento de la Institución fundada por Jesucristo en un momento y lugar determinados, con las vicisitudes que ha tenido a lo largo de los siglos ─a estas horas lleva ya dos milenios de existencia─, que sigue viva y con seguridad cierta de supervivencia hasta el final del mundo.
Es una Historia totalmente diferente de otras historias ─pueblos, imperios, instituciones e incluso de la Historia Universal─, porque, a pesar de estar constituida la Iglesia por hombres de este mundo, tiene un elemento divino además del elemento humano, único éste del que constan las demás historias.
La Historia de la Iglesia es algo palpable, con elementos de este mundo material, el terrestre en que vivimos.
Pero está animada por un elemento sobrenatural, de otro mundo, espiritual, divino, que no lo vemos sensiblemente y que es objeto de la Fe.
Los dos elementos, el humano y el divino, se han desarrollado juntos desde el principio y juntos seguirán hasta el fin. Por eso el estudio de la Historia de la Iglesia es verdadera ciencia histórica, pues trata de hechos humanos, comprobables; y además es ciencia teológica, pues no puede prescindir del elemento divino que lleva dentro de sí.
Esto hace que en la Historia de la Iglesia se mezclen inevitablemente muchas veces las luces y las sombras, las glorias y las miserias, las virtudes y los frutos del Espíritu ─en tantísimos hijos e hijas suyos─ con las maldades de los que no responden a su ser de cristianos.
Por eso, la Historia de la Iglesia ─más que otras historias─ exige siempre objetividad e imparcialidad para juzgar de los hechos, agradables o desagradables. Aunque hay que evitar la perspectiva falsa de los males que han sacudido a la Iglesia. Los ha habido, y muy graves. Pero hay que tener muy en cuenta que en la Historia lo que resalta es el mal y se escribe precisamente lo que se sale de la normalidad. El bien sigue su camino silencioso, sin hacer nunca ruido ni llamar la atención.
Esto ocurre especialmente en la Historia de la Iglesia: sus muchos enemigos la atacan por todos lados, hasta falsear la verdad como no lo harían ─con un mínimo de honestidad─ en ninguna otra historia profana. Mientras nosotros reconocemos con humildad los errores, ellos los aumentan y hasta los inventan o los interpretan siempre torcidamente. Por cierto, que éstos no deberían llamarse historiadores. El historiador es una persona seria.
Nosotros no callaremos las páginas negras de la Historia, convencidos de que resultan un tanto por ciento pequeñísimo comparadas con el mucho bien que encierran las demás.
Nos asustaría el pensar que vamos a ver de golpe los dos mil años que nos toca historiar. Se va por partes. Unas partes en las cuales todos los estudiosos dividen los veinte siglos que lleva de vida el cristianismo. Ha sido tradicional la división de Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna. Muy simple, es cierto, pero hoy está ya superada. Actualmente se opta por esta otra:
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