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Fichas Cinemateca Fe y Vida 2 Orden alfabético Cr-G Recopilador: José L. Caravias sj Asunción - Paraguay Mayo 2014 C ![]()
Varias historias entrecruzadas sobre racismo, tolerancia y solidaridad. Nos falta sentir el contacto de alguien, así que chocamos contra otros sólo para sentir algo. Con esta frase de una conversación entre policías inicia Alto Impacto ( Crash , de Paul Haggis, 2004). La pareja de policías, él afroamericano y ella latina, se dirigen al lugar de un accidente en la carretera, en la periferia de Los Ángeles. Lo que como espectadores vamos a sentir durante toda la película, rebasa lo que cualquier cinta norteamericana nos tiene acostumbrados. Cada pequeña secuencia nos va haciendo transitar del dolor a la compasión, de la rabia a la vergüenza, de la indignación a la tristeza. El lugar de las sensaciones y de la historia es la ciudad de Los Ángeles, microcosmos de nuestro mundo de hoy, similar a cualquier otra ciudad del planeta, mezcla de razas, idiomas, religiones, culturas, creencias, que en vez de unirse chocan entre sí, se agreden, se humillan, se separan, se quedan solas, como un nuevo Babel. Los personajes principales de Crash son dos policías blancos uniformados, pero también uno afroamericano; un matrimonio blanco acomodado y prejuiciado, otro de raza negra y otro de coreanos; un joven trabajador mexicano-norteamericano y otro hombre mayor iraní; dos jóvenes afroamericanos que parecen estudiantes universitarios y son ladrones de coches; dos ancianos sumidos por igual en la enfermedad, sin importar el color de la piel. El accidente del comienzo hace que estas vidas se entrecrucen, choquen, se repelan, en un alto impacto, para al fin rendirse en la idéntica contradicción de la condición humana, donde no caben las diferencias: todos criaturas, todos frágiles, igualmente quebradizos, igualmente pecadores. La película recuerda y se asemeja a otras dos excelentes historias de vidas que chocan y se cruzan: Short Cuts ( Vidas cruzadas ) del maestro Robert Altman y Magnolia , de Paul Thomas Anderson. Alto impacto (Crash) es la primera película de Paul Haggis, guionista de exitosas series dramáticas de televisión y de la no menos impactante Million Dollar Baby , que dirige el maestro Clint Eastwood y vimos este año. Haggis reúne en esta su primera cinta un reparto de rostros muy conocidos del cine norteamericano a los que les renueva su fuerza de interpretación: Don Cheadle, Sandra Bullock, Matt Dillon, Ryan Phillippe, Thandie Newton, Brendan Fraser. Todos los días despierto enojada, y no sé por qué, afirma una Sandra Bullock muy distinta a los papeles de comedia fácil a que nos tiene acostumbrada. Lo impresionante de Crash es que nos hace tocar, oler, sentir, probar el enojo, la rabia, en todos los ambientes, en cualquier personaje, en uno mismo. Así, a lo largo de la película, cada quien se va descubriendo y avergonzando de la sociedad que hemos construido y destruido, a base de prejuicios, racismo, intolerancia, violencia, en todos los campos de la vida. Pero el director, muy sutilmente nos revela cuánto de miedos, de heridas, de miseria, se ha acumulado en el corazón humano detrás de esta conducta. Paul Haggis nos hace avergonzarnos frente al espejo, nos denuncia y nos interpela como un profeta de este siglo. Y al igual que Ignacio de Loyola en la contemplación de la Encarnación, no puede uno menos que suplicar la redención de esta nuestra abatida humanidad “en tanta diversidad, así en trajes como en gestos, unos blancos y otros negros, unos llorando y otros riendo, unos sanos y otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo” (Ejercicios Espirituales, 106). Al final de la película nieva sobre la ciudad de Los Ángeles, algo de por sí extraordinario. La nieve que cae esa noche de diciembre, cercana ya la Navidad, nos hace visible la gracia de la encarnación del Hijo de Dios que asume nuestra propia condición humana frágil y pecadora. Entonces, en algo tan pequeño y ordinario como el nacimiento de un niño está sucediendo lo más extraordinario y gratuito; igual como sucede en la película: en el policía fuerte que se vuelve débil para sostener a su padre enfermo o para arriesgar su vida por otro, en la niña que salva de la muerte a su papá, en la mujer que descubre en la otra ignorada por ella a su mejor amiga y la abraza. La nieve sobre la ciudad sana; como un abrazo. La presencia de la Gracia El interés espiritual Crash estriba en la presentación del misterio de la gracia como compañía misteriosa del Dios que nos transforma. En primera instancia, trata de mostrar la imposibilidad de las relaciones humanas sumergidas en la tensión de la gran ciudad. El racismo, la violencia y la dificultad de la supervivencia marcan el argumento. La narración nos muestra el estado de colisión (Crash) en que viven los personajes: dos ladrones de coches con pretensiones sociales, la irascible mujer del fiscal con ambiciones, el policía racista que cuida a su padre enfermo y su joven e idealista compañero que no acepta sus métodos, el tendero paquistaní al borde de la desesperación o el director de televisión en pleno éxito y a la vez perdido. Todos sobreviven levantando las alambradas. Al borde del enfrentamiento nos indican, cada uno en su peculiaridad, las causas de su debilidad, de sus silencios, de su desolación. Sin embargo, hay una irrupción de una realidad trascendente en sus vidas. Aparecen símbolos religiosos, como un Papá Noël inchable o una imagen de San Cristóbal, o fantásticos como un manto imperceptible. Estos nos muestran una presencia invisible que se comunica significativamente a través de dos metáforas. Una visual, la nieve que empapa y cubre la ciudad (estamos ante un código consolidado) y otra auditiva, la banda sonora que anticipa cantos de transformación. Esta irrupción posibilita que emerjan cambios hacia lo mejor de las personas. Y así la narración nos ofrece distintas sorpresas que van desde el valor al llanto, desde el perdón al sufrimiento paciente. Y en el fondo remiten a la conversión para decir "te quiero". Recuperando la sensación de contacto, de encuentro. Sin solventar de forma simplista el dinamismo dramático de una realidad extremadamente difícil, el autor quiere mostrar de forma explícita su confianza en que continúa nevando sobre la humanidad que busca sobrevivir. Y afirma en las imágenes que alguien misteriosamente cuida del hombre desde arriba, desde más allá, posibilitando que emerja la imagen "que tiene en sus entrañas dibujada". ¿Cómo representar la gracia en el cine? Crash nos ha traído a la memoria la temática de la gracia sobrenatural en el cine. Hay una tradición de intentos de representación de la gracia. La primera observación es antropológica. La gracia se manifiesta en la vida del hombre. Se trasparenta en su rostro, en sus actos, en su palabra... "Nos falta sentir el contacto de alguien, así que chocamos contra otros sólo para sentir algo". Con esta frase de una conversación entre policías inicia Alto Impacto (Crash, de Paúl Haggis, 2004). La pareja de policías, él afroamericano y ella latina, se dirigen al lugar de un accidente en la carretera, en la periferia de Los Ángeles. Lo que como espectadores vamos a sentir durante toda la película, rebasa lo que cualquier cinta norteamericana nos tiene acostumbrados. Cada pequeña secuencia nos va haciendo transitar del dolor a la compasión, de la rabia a la vergüenza, de la indignación a la tristeza. El lugar de las sensaciones y de la historia es la ciudad de Los Ángeles, microcosmos de nuestro mundo de hoy, mezcla de razas, idiomas, religiones, culturas, creencias, que en vez de unirse chocan entre sí, se agreden, se humillan, se separan, se quedan solas, como un nuevo Babel. El accidente del comienzo hace que estas vidas se entrecrucen, choquen, se repelan, en un alto impacto, para al fin rendirse en la idéntica contradicción de la condición humana, donde no caben las diferencias: todos criaturas, todos frágiles; igualmente quebradizos, igualmente pecadores. Al final de la película nieva sobre la ciudad de Los Ángeles, algo de por sí extraordinario. La nieve que cae esa noche de diciembre, cercana ya la Navidad, nos hace visible la gracia de la encarnación del Hijo de Dios que asume nuestra propia condición humana frágil y pecadora. Entonces, en algo tan pequeño y ordinario como el nacimiento de un niño está sucediendo lo más extraordinario y gratuito: nuestra Redención. "Crash" es una película vocacional Después de ver esta gran película uno queda sobrecogido. Sin embargo no es un film que narre una historia, más bien es una fotografía de nuestra sociedad occidental, sobre todo de los EE.UU (Los Ángeles). Son muchas las historias que se cuentan en una secuencia de unas cuantas horas; historias entrelazadas (¿enfrentadas?), historias de prejuicios, racismo, violencia, miedos, dramas, humillaciones. En este sentido, Alberto Abuín escribe: " Haggis coge la ciudad y a sus personajes, los lanza al vacío, y deja que tengan un auténtico y brutal choque entre ellos. Navega por los miedos y esperanzas de cada uno, con timón seguro. A algunos los hace odiosos, a otros adorables, y al resto una unión de ambas cosas. Los mezcla, los enfrenta, y actúa como casi un Dios con ellos, dirigiendo sus vidas en todo momento, haciéndoles pasar por situaciones límite, y haciéndoles ver que a pesar de las estúpidas diferencias raciales, y de lo puta que puede ser esta vida, siempre hay un lugar para la comprensión, para el aceptación, para el perdón, para el amor ". Sin embargo, no vemos ninguna acción extremadamente violenta que dañe la sensibilidad. El director hace una obra maestra al intercalarnos entre historia e historia momentos de sosiego, de imágenes de calma y música relajada para trascender. Nos da la oportunidad de sobreponernos a lo que vemos, de hacer nuestro lo que hemos contemplado y, sobre todo, de plantearnos muchas preguntas, preguntas sobre el sentido de la vida y del mundo. Y aquí es donde entraremos en nuestra reflexión vocacional. No es posible centrarnos en los personajes pues son muchos. Tampoco en su evolución, pues la historia se desarrolla en apenas día y medio. Nos interesa la película en su conjunto como reflejo de la vida y nuestro lugar en la socidad. Crash refleja la sociedad multicultural de los EE.UU. donde el racismo y los estereotipos hacia el diferente y el extranjero están a la orden del día. Refleja la desconfianza hacia el prójimo en una sociedad urbana. Todo es confuso y todos son etiquetados, da igual que sean persas y no árabes, tailandeses y no chinos. El hombre actúa por miedo y por eso se protege con armas. Un miedo que atenaza incluso a los que han emigrado al "país de las oportunidades". "Crash" es una película sobre la gente, sobre los vaivenes anímicos y espirituales de su vivir en la ciudad. En este sentido, más allá de cada historia en particular, los principales focos del film recaen sobre la psicología de los personajes, sus miedos, su paranoia, su sufrimiento, su distanciamiento del otro, su ira, su violencia discriminatoria y su racismo. Si bien cada uno de los protagonistas enfrenta una situación particular, hay algo que trasciende a lo que les sucede y que funciona como nexo en común de todos: el silencio esencial de la mayoría de sus personajes, la sensación de infinita soledad que los invade, el agobio que padecen por sentirse tan desencajados y desconectados con el mundo" (Leandro Marquez) Somos testigos de la espiral de violencia, como la que vive el presentador negro, que siendo inocente comete la tontería de enfrentarse a la policía por un sentido de revancha. Vemos a un ser humano que no conoce la amabilidad, con reacciones e impulsos agresivos de los que a veces se sorprende. Sí, en ocasiones nos sorprendemos nosotros mismos de lo agresivos que podemos llegar a ser. Vemos un ser humano que vive de mal humor desde el amanecer. Y lo peor de todo, sin saber porqué, sin encontrar razones. Somos testigos de la impotencia que sienten algunos al querer enfrentarse a este mudo racista siendo objeto de manipulación. Un ser humano ambiguo porque ni los malos son tan malos ni los buenos tan buenos. Por eso no deja de ser un acierto que el director eche por tierra los estereotipos de villanos y héroes. Unos y otros son capaces de hacer lo peor y de tener gestos de generosidad. A veces resulta que el enemigo se convierte en amigo y el amigo en enemigo. ¡Es todo tan complejo! El título " Crash-colisión " es toda una definición ya bien presentada al comienzo del film: " Pasas cerca de la gente, en L.A. nadie te toca, añoramos el contacto. Chocamos sólo para recuperar el contacto ". Es el mismo mensaje que se muestra en la web oficial: " Moviéndonos a la velocidad de la vida, estamos condenados a chocarnos unos con otros". Este comentario es totalmente revelador: " El tejido narrativo se configura en torno a las diferentes colisiones que se establecen entre cada uno de ellos; encontronazos que pueden simplificarse en accidentes de tráfico, pero cuya sustancia más profunda de significación nos remite a los golpes que en la vida recibimos cada uno de nosotros en lo más íntimo de nuestro ser. El choque como materia narrativa de primer orden, el impacto, la confrontación entre dos realidades contrapuestas, entre las culturas que habitan un espacio que se encuentra en continuo conflicto por generar en su seno un hervidero de incompatibilidades, de odio, de egoísmo y de violencia " (tomado de miradas.net) Ante este panorama, es espectador no deja de preguntarse ¿a qué viene tanta violencia? ¿Por qué ese odio? ¿No hay otra manera de solucionar las cosas, de relacionarse unos con otros? ¿En qué ha quedado el mensaje de la Buena Noticia de Jesús? ¿Hago yo lo mismo? ¿Reacciono de la misma manera? ¿Qué puedo hacer yo para cambiar esta espiral de violencia y agresividad? Sin embargo, en medio de todo esto hay una escena que es el contrapunto de la esperanza, la apertura a la transcendencia. Cuando el persa apunta con la pistola al cerrajero, su hija va a salvarlo porque lleva "un manto protector". La ingenuidad, la pureza, la abnegación y el amor de una niña que no es capaz de entender el peligro al que se enfrenta, hacen que surja un milagro: nadie muere, todos son salvados y el agresor, redimido. Él, quien necesitaba un arma para sentirse protegido, resulta ser protegido por su ángel. Sin duda esta escena es un rayo de esperanza y nos eleva de esta espiral de violencia. Crash consiguió los Oscars 2005 a la mejor película, guión y montaje, y a nosotros nos ayuda para reflexionar sobre el sentido de la vida, la violencia, la relación con los otros y nuestra misión en este mundo tantas veces violento. |