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y autoevaluación Tercera unidad 1. Respecto a la expansión y desarrollo de la Congregación ¿te consideras bastante informado sobre tu propia provincia/región, su origen, los «pioneros» de su desarrollo, etc.? ¿Qué has hecho para conocer otras realidades? ¿Has pensado en qué tu oración debe abarcar todo ello? 2. En cuanto a la Congregación en América Latina (y España): busca las características, desafíos, limitaciones, dones de Dios, etc. Trata de comentar, intercambiar, con hermanos de otros lugares. 3. Quizás conoces nombres o figuras de hermanos que han entregado la vida por la evangelización en lugares adversos a la fe. Aquí te señalamos algunos de ellos. Busca otros. Piensa en invocarlos, sentirte en comunión con ellos. IV Nuestra legislación y nuestra vida Esta cuarta unidad recorre los principales hitos de nuestra historia congregacionista, poniendo especial atención a las diversas Constituciones, como documentos orientadores de nuestra vida religiosa. 1. Las primeras ideas 2. Primeros esbozos 3. Las Constituciones de 181 4. La revisión de las Constituciones 5. Las nuevas Constituciones de 1843 6. La segunda mitad del s. XIX 7. Las reformas de la primera mitad del s. XX 8. La renovación conciliar 9. Nota: las Casas Generales 10. Nota: los Superiores Generales 11. Anexos: a. Superiores generales de ambas ramas b. Patrick Bradley: Nota histórica ------------------------------------- La Congregación nace en los precisos momentos que se desmorona la grande y antigua estructura de la vida consagrada en Francia. Desde aquellos monjes de la primera Galia, un Hilario de Poitiers, un Martín de Tours y tantos otros en esta «hija mayor de la Iglesia», pasando por las ordenes Mendicantes en la Edad Media, y tantas nacidas y creciendo en el renacimiento y al fervor de la reforma católica en los siglos XVI y XVII ... todo eso parece terminado cuando la mentalidad de la Ilustración y el poder del Estado suprime y regula la vida cristiana, sus organizaciones. Veamos los pasos dados: 1. Las primeras ideas. Se comprende que, en momentos así, Pedro y Henriette que quieren levantar algo nuevo desde las ruinas, no tuvieron ni el tiempo ni las personas para una pronta legislación. Para el grupo de las Solitarias Henriette adopta algunas prácticas de la regla de la Trapa, conocida en Poitiers con los llegados del Monasterio de La Valsainte, en Suiza, recién clausurado. Por primera vez ella tiene en sus manos alguna reglamentación religiosa. Su radicalismo encanta a los fundadores: en los momentos difíciles ellos miran al comienzo de la Iglesia, a los primeros pasos de heroísmo en la vida consagrada, camino de entrega radical a Cristo. En sus Memorias nuestra hermana Cronista, Gabriel de la Barre aclara: nunca se pretendió que fuéramos de esa orden. El grupo de mujeres adopta el silencio total, dormir sobre una plancha de madera, ayuno. Abstinencia total de carne, ropa burda y áspera. (Cf. en anexo documental Memoria a los Vicarios Capitulares de Poitiers.17 junio 1800 ) Así se van adentrando en la Regla de San Benito. Es adoptada en sus grandes líneas: importancia de la comunidad con la paternidad y maternidad del superior o superiora; la oración de las horas que ellos agregan a la adoración perpetua. En la Suplica a los Vicarios de Poitiers vemos como la austeridad está dulcificada (adoucie), templada por la comprensión de la debilidad humana, de las necesidades distintas de cada uno. Es el equilibrio evangélico de Benito que teñirá de algún modo, siempre, nuestra legislación. 2. Primeros esbozos. Muy poco después de la llegada del P. Coudrin a la Sociedad del Sagrado Corazón, y antes que llegara Henriette, ya el sacerdote había pedido a Gabriel de la Barre que pensara en un reglamento. Ella lo hace con el nombre de Respuesta a mi hermano. Llegada Henriette hará con el hno. Bernardo primero, luego con Hilarión prolijo secretario, otro esbozo. Nada acabado. 3. Las Constituciones de 1817. En 1814, Hilarión, ya sacerdote y teólogo, debe ir a Roma agregado en una misión diplomática. Los fundadores le solicitan que vea las posibilidades de una aprobación romana. Ya en 1803 la Buena Madre había querido ir ella misma a Roma para ello. Hilarión encuentra los caminos más expeditos de lo que esperaba. Pide a los fundadores que elaboren la Regla. En medio de tanta actividad ellos envían algunas ideas sueltas: pero Hilarión conoce su pensamiento sobre vida religiosa, ha vivido prácticas y usos, los inserta en un texto obviamente incompleto. Entrega en 1816 el texto en latín y francés. En 1817 es aprobada la congregación por el Papa Pio VII: el texto de constituciones está contenido en la Bula Pastor Aeternus: los fundadores se preguntan si viene con muchas correcciones. La Santa Sede incluye la obligación de revisar y completar el texto en los capítulos de 1819 y 1825. Se les llama Constituciones de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María y de La Adoración perpetua del Santísimo Sacramento del Altar. Recordemos que no se aceptó el título de Celadores del amor de los SS.CC. Se aprueba una sola congregación en dos ramas, con un gobierno centralizado, en manos de los superiores generales, vitalicios, especialmente en la persona del Superior general. 4. La revisión de las primeras Constituciones. Revisada en los capítulos es aprobada por el Papa León XII en 1825. En Febrero de 1826 el Fundador envía una sentida circular a toda la congregación anunciando con gozo la aprobación. Este texto fue llamado La Regla de los fundadores. Sólo podía ser corregida por los capítulos generales, con cierta mayoría y aprobación de la Santa Sede. En los problemas del fundador con la curia arzobispal de Paris, se reprochó a la congregación esa aprobación pontificia sin pasar por el estado francés. El gobierno de la Restauración, al volver los reyes tras la caída de Napoleón, había fortalecido a la Iglesia de Francia y su autonomía: es el galicanismo, privilegio real desde dos siglos antes. El Buen Padre se gloriaba de su adhesión a la Sede romana de Pedro: es el ultra-montanismo por el cual el fundador sufrió pero que, al mismo tiempo, dio a la congregación un sentido de universalidad eclesial como herencia. 5. Las nuevas Constituciones de 1843. A la muerte de los fundadores, habiendo crecido notablemente la congregación, se necesitaba adaptar muchos puntos de nuestra normativa. Monseñor Rafael Bonamie, sucesor del Buen Padre a su muerte en 1837, emprende, con el apoyo del capítulo general, la puesta al día de la Regla. Madre Francoise de Viart, sucesora de la Buena Madre, lo ve también necesario para esta rama. La Regla revisada y completada se aprueba en los capítulos de 1843. Un movimiento contra estos cambios parte de un grupo de hermanas y es apoyado por algunos hermanos. Incluso por el mismo Hilarión Lucas que tanto había hecho por la legislación desde la primera hora. Se pide volver a la regla del 25, que invocan como Regla de los Fundadores. Comienza aquí un momento de disputas en el que intervienen obispos por uno u otro lado. La congregación es prácticamente intervenida por la Santa Sede. Roma manda a ambas ramas que completen sus constituciones ya aprobadas. Período triste que sólo termina en 1853 con la dimisión exigida por el Papa de ambos superiores generales (en las hermanas era M. Constance Jobert) y la elección de las nuevas autoridades. Ambos, fueron capaces de rehacer la vida interior y el empuje apostólico de la congregación. Ellos fueron el P. Euthimio Rouchouze y la Madre Gabriela Aymer de la Chevalerie, sobrina de la fundadora. Con esta elección un grupo de hermanas con la superiora general y varios hermanos, abandona la congregación. Es el episodio que conocemos con el nombre, inapropiado, de Cisma. El movimiento es condenado por la Santa Sede en 1856. 6. La segunda mitad del s. XIX. Durante la segunda mitad del siglo se agregan algunas normas. Los hermanos acogen la división en provincias, considerando a América no ya como misión. En las hermanas se sigue fuertemente centralizado el gobierno a partir de la Superiora General y la casa de Picpus. Se funda en otros países y se experimenta un auge misionero y de vocaciones. A fines de siglo se redacta un Directorio con directivas para la vida de comunidad, de oración, el espíritu, los votos, etc. hecho por el P. Próspero Malige.* Los capítulos, especialmente de hermanas, siguen la vida en el marco austero de la Regla Siempre parece emerger el fantasma de la vuelta a la Regla de los Fundadores. Se refuerza la organización interna y la observancia. Parece soslayarse la necesaria actualización de la Regla, quizás por fidelidad misma a la vocación. 7. Las reformas de la primera mitad del s. XX. En 1917 el nuevo Código de Derecho Canónico obliga a revisar la legislación. La tendencia fue homogeneizar a las congregaciones, sus prácticas, su modo de vivir los votos. Es el momento en la historia de la vida religiosa en que los documentos no pudieron - o no lograron traducir la riqueza de la vida e impulsarla, sino se preocuparon en igualar un estilo de ser religiosos. Pero la vida fue más fuerte que legislación. Vida que ya comienza a bullir en lo que llamamos pre-concilio. Los hermanos inician un serio trabajo de vuelta a las fuentes: publicación de los Estudios Picpucianos, de los Cuadernos de espiritualidad. Estudios históricos que permiten un mejor conocimiento de los orígenes. Las Hermanas son enriquecidas igualmente con todo ello. Este trabajo permite una excelente preparación de la Regla de Vida y de las Constituciones de 1964. 8. La renovación conciliar. El concilio Vaticano II es nueva luz para revisar leyes y documentos. El capítulo especial de las hermanas en Roma 1968 invalida las constituciones y emite los Decretos por los cuales se rige la congregación en espera de la nueva regla. Ella será trabajada entre 1980 a 83 con la consulta a todas las comunidades. El capítulo de 1983 las completa y aprueba, tal como en 1982 la de los hermanos. Aprobadas ambas por la Santa Sede son celebradas en común por los dos capítulos generales que se celebran en forma paralela en El Escorial en 1988. Recordemos que en 1983 tenemos un nuevo Código de Derecho Canónico. Al no surgir puntos de contradicción con las constituciones ya aprobadas no se requieren cambios notables. Ambos, Código y Constituciones, eran hijos del pensamiento Vaticano II. 9. Nota: las casas generales. En 1905, momento de leyes antieclesiásticas en Francia, los hermanos llevaron su casa general a Bélgica (Braine-le-Comte). Luego a Roma, siguiendo el deseo de la Santa Sede en 1953. La casa actual de Via Rivarone data de 1973. Las hermanas siguieron en Picpus hasta 1965 en que fijaron la casa en las afueras de Roma (Via Cassia) y luego en el barrio actual, más central. 10. Nota: los superiores generales. En un primer momento los superiores generales eran vitalicios. Desde 1958 los hermanos deciden que sea su período de seis años, con posibilidad de renovarse. De igual modo las hermanas, siguiendo un modo común en la legislación de todas las congregaciones de la época, elegían a las superioras de por vida. En 1964 se cambió a período de seis años. En la actualidad cinco con posibilidad de reelección. 11. Anexos a. Superiores Generales de ambas ramas
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