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![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Análisis estructural de contenidos y de modelos culturales. Aplicación a materiales voluminosos. Jean-Pierre HIERNAUX Universidad Católica de Lovaina Departamento de Sociología 1996Análisis estructural de contenidos y de modelos culturales. Aplicación a materiales voluminosos. Jean-Pierre HIERNAUX1 El análisis estructural se aplica a menudo a materiales bastante reducidos. ¿Qué hacer frente a materiales más voluminosos? Es la pregunta que nos planteamos, sentados ante cuarenta entrevistas retranscritas integralmente, con más de mil páginas, o bien ante una veintena de debates de grupo de un volumen similar. Lo mismo ocurre cuando se han recogido poco a poco, durante un buen período, materiales diversos (panfletos, artículos de revistas o de diarios, proposiciones y declaraciones de grupos varios), y que componen un vasto conjunto de observaciones. Estos ejemplos, experimentados en la realidad, servirán al desarrollo de nuestra exposición. No representan todos los casos posibles, pero ilustran procedimientos que, con las transposiciones necesarias, ofrecen claves para el tratamiento de otro tipo de materiales voluminosos. Para sugerir aún más la variedad de éstos, agreguemos a los ejemplos precedentes, el análisis de los informes de un consejo de administración o de un consejo de clase a lo largo de cinco o diez años; también el de un expediente o de un libro de seiscientas páginas, o el de varios volúmenes de uno o de varios autores... Pero antes, es necesario recordar los principios mismos del análisis estructural de contenido y su aplicación a la investigación de “modelos culturales”. Estos principios y esta finalidad, en efecto, se operacionalizan en el tratamiento de materiales. No los podemos tratar tampoco sin razonar sobre lo que los vuelve adecuados para la investigación. Es una cuestión de recolección y de crítica de los datos. Estos elementos previos son abordados en las primeras secciones que siguen. Luego, se aclararán los procedimientos propios del análisis de materiales voluminosos. Contenidos, modelos culturales y análisis estructural Poner en obra el análisis estructural de contenidos, con el fin de captar “modelos culturales”, implica tres términos asociados: “contenidos”, “modelos culturales”, “análisis estructural”. Pues bien, precisémoslos. Los «contenidos» Se asimila muchas veces el “análisis de contenidos”, al “análisis de textos” y al “análisis de discursos”. Pero los “contenidos” no son ni los textos ni los discursos. Son “lo que hay adentro”. Los textos y los discursos son “contenedores”, “continentes”, modos de expresión, manifestaciones. El análisis de contenido no los tiene por objeto, pero sí a aquello que contienen. ¿Y qué contienen, pues, los textos y los discursos? ¿Qué es entonces, un contenido? Es, de modo esencial, aquello que puede expresarse en los textos o en los discursos, es decir “sentido”, o, dicho de otra manera, “maneras de ver las cosas”, o tipos o sistemas de percepción. Al releer el primer párrafo de la presente sub-sección, veremos exactamente que el contenido es “sentido”, una manera de ver las cosas, un sistema de percepción. Se trata aquí, de separar la idea de “contenido”, de la de “texto”, o de discurso, y de asociar estas dos últimas a la de “continente” y a la de “modo de expresión”, y a acercar la idea de “contenido” a la de “sentido”, de “cosa que se expresa”, que es “objeto del análisis de contenido”. Este sentido, este contenido, es relativamente independiente de la forma del discurso. Y puede ser restituido bajo formas discursivas diversas. Se le puede esquematizar en el grafo siguiente, adoptando las notaciones « /» para la disyunción y « | » para la asociación, reposicionando lógicamente, unos en frente de otros, los términos que se diferencian y colocando los unos bajo los términos que se asocian: Contenido / Continente | | Sentido / Texto-Discurso | | Lo que se expresa / Modo de expresión | | Objeto del análisis de contenido / No objeto del análisis de contenido Podemos verlo, el “contenido”, el “sentido”, el “sistema de percepción” del texto aquí analizado, son lo que hay en el grafo precedente, nada más, nada menos. Ellos son, lo que hay “dentro” del texto, sin ser el texto en cuanto tal. Éste no es sino un “material de observación”, del cual el análisis se sirve para hacer emerger y describir los “contenidos”, los sistemas de sentido, los sistemas de percepción. Los “materiales de observación” comportan por cierto mucho más que textos o que discursos. Incluyen también las prácticas, los comportamientos, los “haceres”. Sea el caso de cuando el Sr. Z. se quita el sombrero delante del. Sr. X, su superior, y ello en el interior de los edificios, nunca en el exterior. Esta práctica es también el “continente” de un “contenido”, la manifestación de un sentido. Lo podemos mostrar en la descripción siguiente: espacios Interior / Exterior | principios | Juego de sombreros / No juego de sombreros | acciones Sacar el sombrero / Guardar el sombrero | posiciones | Inferior / Superior Este grafo muestra que el “contenido” o el “sentido” de la práctica descrita propone que el “interior” se disyunta del “exterior”; que en el “interior” hay un “juego de sombreros” que no tiene ocurrencia en el “exterior”; que en el “interior” “juego de sombreros” implica quitárselo cuando se es “inferior” o conservarlo puesto cuando se es “superior”. Así, -en presencia de Mr. X-, sacarse el sombrero en el “interior”, marca la “inferioridad”, mientras que conservarlo en la cabeza marca la “superioridad”... o aún la negación de la superioridad de Mr. X, o incluso la negación de la regla y del sentido mismo del “juego de sombreros”. Si los contenidos se hallan tanto en el “hacer”, como en el “decir”, están también en los resultados del “hacer”. Las “cosas hechas”, las “disposiciones de objetos”, resultan, en efecto, del sentido asumido en las acciones y a su vez, dan cuenta de él. Es así como la disposición de una salón de clase, “donde una sola persona está de pie, aislada, del lado del tablero, mientras que muchas están sentadas, en grupo, colocadas un poco por todos lados”; permite extraer el siguiente sistema: De pie / Sentado | | Aislamiento, unicidad / Conjunto, multiplicidad | | Al lado del tablero / Por todos los lados El sistema que venimos de describir así, da cuenta simplemente de la disposición de los elementos u objetos concretos en el salón de clase. Pero podemos del mismo modo percibir allí un “sentido” y suponer que éste ha guiado los comportamientos que han constituido esta disposición de objetos. Así, un sentido que admitiría, como el grafo precedente lo sugiere, que se da por evidente que la masa (reunión, multiplicidad) esté inactiva, (sentada), sin medios de expresión específicos (no del “lado del tablero”), mientras que un “único”, “aislado” es sólo quien tiene el derecho de estar activo (de pie), monopolizando los medios de comunicación (“lado del tablero”). Este tal sentido, sin duda asumido de forma menos voluntaria de lo que efectivamente se practica, recuerda una relación pedagógica muy “clásica” y relativamente extendida. En materia de “disposiciones de objetos”, se puede aún pensar en los “contenidos” o sistemas de sentido de los que testimonian otras “cosas hechas”. Tales, por ejemplo, las estructuras de alojamiento o los lugares de culto, las distribuciones de interiores o los arreglos vestimentarios, o aún los organigramas de servicios o de asociaciones... Todos esos elementos son el resultado de prácticas que han investido en ellos su sentido. Y éste, en consecuencia, se transparenta también en ellos. Los «modelos culturales» Cuando el Sr. Z se quita su sombrero delante del Sr. X, en las condiciones que hemos descrito, se percibe bien que los sistemas de sentido implicados no son sólo “maneras de ver las cosas”, -no dejando de serlo, al mismo tiempo-. Son además guías (o constricciones) para la orientación de los comportamientos. Y lo son, justamente, por la manera como ellos hacen ver las cosas. Así, el Sr. Z puede y debe quitarse el sombrero delante del Sr. X porque: (a) él ve al Sr. X como “superior”; (b) porque ve el gesto en cuestión como el que conviene hacer, para cualquiera de su condición, delante de un “superior”, en ciertas circunstancias; (c) ve el hecho de estar en el interior y no en el exterior como una circunstancia tal. De igual modo, el autor que ustedes leen aquí no tiene sólo una “manera de ver las cosas” que establece el “contenido” subyacente a diversas manifestaciones. Ello lo conduce también a actuar para captar detrás de/en estas manifestaciones, lo que él “ve” que se halla ahí... “Ver” las cosas de un cierto modo, es también tender a “hacer” al respecto, de manera correspondiente... Así, los sistemas de sentido, los modos de percepción que pretende identificar el análisis de contenidos, no son sólo un asunto del entendimiento, un fenómeno cognitivo. Al estructurar y orientar la percepción, tienden también a estructurar y orientar el actuar. Estos sistemas pues, son captados como principios organizadores, a la vez, de la percepción y del comportamiento. Prosigamos: cuando el Sr. Z se saca su sombrero delante del Sr. X, no se trata allí de un “azar”. Es un comportamiento sistemático. Cuando conocemos el sistema de sentido que lo organiza, este comportamiento se hace totalmente previsible. Tiene lugar desde que las “condiciones de aparición” que lo invocan (en este caso, el encuentro con un “superior”, en un edificio) se presentan. Es que el sistema de sentido en cuestión, está “interiorizado”. Arraigado en “la cabeza del sujeto que actúa”, de manera consciente o no consciente, preexiste a su comportamiento y lo “informa”, lo estructura. Por tanto, el análisis se interesa en “los contenidos”, -en los sistemas de sentido que se desprenden de diversos materiales concretos-, en la medida en que éstos dan testimonio de estructuraciones preexistentes en la cabeza del sujeto, las cuales “crean” la forma de estos materiales. Así, el análisis tiende pues a “remontarse” hasta los sistemas de sentido interiorizados que operan en los autores de dichos materiales. Si los “contenidos” o sistemas de sentido que se expresan en los materiales, y que los estructuran, están arraigados en el pensamiento de los sujetos, queda por saber, por supuesto, cómo han llegado éstos hasta allí, e igualmente, cómo es que permanecen ahí. Para la primera cuestión, reconsiderando el caso del. Sr. Z, quien se quita el sombrero ante el Sr. X, se pensará sin duda en la educación que ha recibido. Pero puede pensarse asimismo en el efecto de otras experiencias que habría tenido, las cuales habrían arraigado en él el sistema de sentido que guía su comportamiento. En consecuencia, hemos de reconocer como fuente o “condición de producción”, de los sistemas de sentido en los sujetos, ciertas experiencias inevitables asociadas a efectos psico-afectivos, que les hacen interiorizar las “lecciones” bajo la forma de sistema(s) de sentido. En cuanto a la segunda pregunta, se podría observar que el Sr. Z no se verá negar los sistemas de sentido que orientan su pensamiento, sin “negarse a sí mismo” al mismo tiempo. El no podría hacerlo tampoco sin perder la relación que él desea con el Sr. X. Se reconocería entonces, en estos elementos, unas “condiciones de persistencia” de los sistemas de sentido. Condiciones que remiten a la relación de los sujetos consigo mismos, (para el Sr. Z, sentirse negado o no). Es éste un aspecto de la “economía afectiva” tal como ella se ha estructurado en relación con el sistema de sentido. Y remiten también a las constricciones que los sujetos deben manejar en su acción (para el Sr. Z, la condición de mantener los buenos términos con el Sr. X); este es un aspecto de la “economía social” de los sujetos en las condiciones inevitables de su existencia. Y ellas remiten, de un modo más general aún, a la intersección de la “economía afectiva” con la “economía social” (para el Sr. Z, de un lado los objetos de deseo que exigen estar en buenos términos con el Sr. X, y de otro, el constreñimiento procedente de las posibles reacciones del Sr. X.). Luego, los sistemas de sentido que el análisis intenta desprender de los materiales de observación, y que estructuran tales materiales tanto como guían el comportamiento de los sujetos, aparecen como socialmente producidos y socialmente reproducidos por la articulación de efecto de constreñimiento social y de efectos psico-afectivos. Es así como será en esta articulación, donde buscaremos la explicación de eventuales secuencias de transformación de los sistemas de sentido. Observamos también que entre el Sr. Z y el Sr. X “todo funciona bien”. Esto es así porque el sistema de sentido implicado en el “juego de sombreros” les es común. Se podría entonces referirlo a las condiciones sociales de producción homólogas para cada uno de ellos. Al mismo tiempo, se puede suponer que los sistemas de sentido divergentes corresponden a, por el contrario, a condiciones sociales de producción igualmente divergentes. Somos conducidos de este modo a la noción de “géneros de sistemas de sentido”, que la investigación podría acercar a géneros diferentes de condiciones sociales y, eventualmente, a géneros diferentes de efectos en diferentes tipos de situaciones sociales. “Géneros diferentes de sistemas de sentido socialmente producidos”, he aquí a lo que corresponde la noción de “modelo cultural”. “Modelo” significa aquí tipo, o aún, “especie específica”. Un “tipo” o un “modelo” puede ser común a muchos sujetos... o no ser propio sino de uno solo, en tanto que el sea una “especie específica”. La unicidad eventual no quita, por lo demás, nada a la hipótesis de la producción social. En efecto, la producción social de modelos culturales puede dar cuenta, igualmente de lo que es común a una multitud que de lo que sería propio de uno solo. Podemos así resumir, en el recuadro siguiente, el objeto y la orientación de la investigación. Por cierto, el análisis de contenido se vincula a una problemática teórica particular: la de los modelos culturales definidos y abordados del modo como lo hemos expuesto. Esta articulación no es, por supuesto, obligante. Se podría igualmente relacionar los resultados de la descripción estructural a otras conceptualizaciones o vincular su explotación a otros tipos de problemáticas. Ayudamemoria 1 Objeto y orientación global de la investigación Se trata de extraer los “modelos culturales”, a partir de las manifestaciones que ellos estructuran en materiales diversos, -y de los cuales forman el “contenido”. Esto es, extraer los sistemas de sentido típicos que orientan el comportamiento de los sujetos y que son interiorizados y socialmente producidos, reproducidos o transformados. Este “programa” de base puede esquematizarse como sigue: Materiales Contenidos Condiciones sociales Sistemas de sentido de producción, de aparición, de persistencia o de Manifestación Modelos culturales transformación El análisis intenta pues, “remontarse”, desde los materiales observados (manifestaciones) hasta los sistemas de sentido que encierran (contenidos), luego, de éstos a los modelos culturales que son sus formas socialmente típicas, y, por fin, de éstos últimos a las condiciones sociales que presiden su presencia, a su puesta en obra, a su persistencia o a su transformación. Otros elementos pueden agregarse a este eje central, tales como el análisis de los efectos de los modelos culturales, la problemática de su interiorización, etc. |