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![]() LA CONDUCTA El estudio de la conducta es una rama de la psicología cuya actividad se especializo en su estudio. Dentro de la conducta se incluye toda la actividad motora del organismo inclusive los reflejos fisiológicos espontáneos frente a ciertos estímulos físicos que tienen una función determinada en la dinámica orgánica y que se denominan reflejos. Uno de los exponentes mas relevantes de esta rama fue Pavlov, quien realizo estudios con perros a los que asociaba el estímulo de un sonido al reflejo de salivar frente a la comida, condicionando de esta forma a que frente al sonido, los perros salivaban como frente al alimento. Existe el conductismo radical que solo fija la atención de sus investigaciones en los determinantes externos de la conducta, que actúan como estímulos y obtienen una respuesta, sin adentrarse en las consideraciones internas y subjetivas del ser humano que actúan como condicionantes del tipo de respuesta. Las posturas conductistas radicales, no son aceptadas en la actualidad, pero sirvieron de influencia para los enfoques cognitivos de modificación de la conducta, como es el caso de la terapia cognitivo conductual, que tiene mucho éxito en el tratamiento de los trastornos de personalidad para la modificación de las conductas desadaptadas. Orientaremos el análisis del tema definiendo unos conceptos dentro del enfoque en que orientamos el análisis de todos los temas, que es la personalidad y sus trastornos. Comenzaremos por definir la conducta como :
Desde la base de esta definición podemos diferenciar dos tiempos de conducta
Intervienen en el proceso de gestación de todos tipos de conducta los siguientes factores :
Clasificaremos también la conducta en :
Definiremos una característica para la conducta desadaptada que la relacionaremos en forma directa con la voluntad y que será :
Adjuntamos un esquema con el objeto de facilitar la comprensión de la clasificación y recomendamos la lectura del documento anterior de esta serie, El aprendizaje. ![]() LA CONDUCTA INVOLUNTARIA Dentro del tipo de conducta en que no interviene la voluntad se encuentran los antes mencionados actos reflejos en que tampoco interviene la totalidad fisiología del organismo sino solo una parte, como podría ser la contracción y dilatación de las pupilas frente a la variación de la intensidad de luz, por ejemplo. También otro tipo de conducta involuntaria es la conducta instintiva que se observa en forma notable en la conducta animal y que se conforma por medio de una sucesión compleja de actos reflejos, en el caso de los animales es notable ver como la conducta instintiva asume en casi todas las especies, una complejidad asombrosa que desde su arribo a la vida física evidencia la existencia de una instancia superior en lo concerniente al desenvolvimiento conjunto e individual de la naturaleza. Las distintas especies animales y vegetales que conforman la naturaleza, sin la acción de los actos reflejos y de la actividad instintiva, careciendo de actividad mental y razonamiento complejo, no podrían alcanzar el equilibrio natural conjunto y el desenvolvimiento eficiente que alcanzan los ecosistemas naturales y en lo individual y no podrían realizar su experiencia. Mediante la conducta instintiva conformada por la concatenación de los reflejos, cada integrante de las distintas especies logra un desenvolvimiento eficiente y desarrolla una experiencia de vida en cohesión con sus pares y con otras especies en perfecto equilibrio, aspecto que los seres humanos con nuestra supuesta evolución mental no alcanzamos igualar, debido a que las fuerzas resultantes de nuestros desequilibrios internos tienen como resultante una dinámica desequilibrada y desadaptada respecto al desenvolvimiento natural, tema que abordaremos mas adelante en el tema CONDUCTA SOCIAL. Esta es la evidencia que da prueba de la existencia de esa instancia superior que guía a la naturaleza y que orienta el desenvolvimiento natural en un perfecto equilibrio dinámico. Existen millones de ejemplos en el comportamiento animal que nos pueden dar información de cómo ciertas conductas instintivas alcanzan un grado de complejidad tal, que para igualarlas los seres humanos, deberíamos valernos de avanzados conocimientos, que los animales no pueden poseer. En los seres humanos la cantidad de actos instintivos es muy reducida en comparación con los animales y existe una relación interesante de analizar. En los animales, como es el caso de los mamíferos superiores, poseen menor cantidad de actos instintivos cuanto mas desarrolladas se encuentran las capas superiores cerebrales, entendiéndose esto, como que, cuanto mas posibilidades de desarrollar un entendimiento rudimentario, como pudo experimentarse con monos por ejemplo, menor es la cantidad de actos instintivos que poseen para desenvolverse. Cabe señalar que existen insectos cuya conducta es puramente instintiva, como el caso de la polilla que carece de cerebro y solo realiza el acto instintivo de volar hacia la luz. Por lo tanto, se entiende que la naturaleza dota gradualmente de menor cantidad de conductas instintivas a aquellas especies que pueden desarrollar su vida por el desarrollo de conductas derivadas de la actividad mental, obviamente siendo el ser humano la especie que mas emancipada se encuentra de la necesidad de conductas instintivas, aunque posee estas, para sus funciones básicas de conservación y perpetuación de la especie. Los seres humanos nacemos con instintos básicos, como por ejemplo el acto de succionar el pezón para alimentarnos, que constituye una conducta instintiva conformada por una sucesión de actos reflejos que asegura, que en las primeras etapas de la existencia física, podamos ingerir alimento, también hay conductas instintivas que cumplen su función en etapas del desarrollo humano mas avanzadas, como es el caso de las conductas relacionadas al instinto sexual y las relacionadas al instinto de sociabilidad. A medida que vamos desarrollándonos en el ambiente que nos rodea vamos asimilando conductas por otros mecanismos – Ver el documento el aprendizaje – muchas de ellas a través del aprendizaje por ensayo y error, posteriormente mediante el desarrollo del entendimiento del mundo y el desarrollo de la actividad mental. Por propia voluntad, comenzamos a adquirir mayores conocimientos y a tener conductas que son el resultado de decisiones racionales impulsadas por propia decisión y aunque están bajo el impulso de nuestras tendencias propias del núcleo instintivo afectivo del aspecto emocional sensorial, se encuentran bajo la jerarquía del aspecto superior de la personalidad constituido por la actividad mental y la voluntad. Las tendencias que anteceden la experiencia, mediante la comprensión y el entendimiento del mundo y en relación con los estímulos que percibimos e interpretamos del ambiente, facilitan que encontremos caminos que constituyen las necesidades, que por medio de su satisfacción, canalizan la realización en el ambiente de las tendencias personales, motivando muchas de nuestras conductas y dando origen a la conducta voluntaria. Sin embargo, desde el inicio de a vida, el ser humano experimenta y a través de la experiencia y de la fijación en la memoria experiencial, adquiere aprendizajes de conductas y hábitos a través de la asociación de aquello que por ensayo y error, nos dio buenos resultados. Esto impulsa a tener determinadas conductas como respuesta frente a ciertas situaciones, sin que sean conductas voluntarias, sino automáticas y aprendidas experiencialmente. Muchas de las conductas simples y hábitos del diario vivir responden a este tipo de asociación, son conductas que se constituyeron en un tipo de respuesta espontánea en nuestra vida y que responden fundamentalmente a lo asimilado por la experiencia desde la niñez, cuando nuestro desarrollo mental esta en proceso. Cuando analizamos en la tabla de análisis de trastornos de personalidad (Ver paso 11 – Trastornos de personalidad http://www.cchaler.org/personalidad/), el factor predominante de los distintos tipos de trastornos especificados, vimos que existen distintos tipos de respuestas que se establecieron como patrones estables y permanentes de la estructura del carácter y que denominamos aspecto predominante, que afectan áreas en la vida de las personas con esos padecimientos. Pudiendo ser estas del tipo : Paranoide, Esquizoide, Ezquizotipica, antisocial, impulsiva y cargada de todo el contenido de síntomas del trastorno limite de la personalidad, de tipo histriónica, narcisista, evitativa, dependiente u obsesiva compulsiva. Vimos también en el documento percepción de lo externo, que el contenido psíquico experiencial relacionado a un evento traumático reprimido por la conciencia, puede estar asociado a áreas o eventos percibidos de lo externo que motiven esas respuestas como forma de protección de la persona, con el objeto de evitar inconscientemente la repetición del evento traumático y por lo tanto ser una respuesta que motive esa conducta y que no sea producto de una decisión personal. También, como mencionamos en el mismo documento, este proceso puede o bien coexistir con los efectos de un trauma o estar motivado por factores relacionados al tipo de crianza y al mal aprendizaje de la persona que adquirido como conducta el aspecto predominante analizado para cada tipo de trastorno y que haya sido fomentado por una crianza dentro de un hogar disfuncional y/o emocionalmente alterado. El niño respira el clima familiar conformado por la interrelación psíquica de la convivencia del conjunto familia y por lo tanto copia actitudes, prueba respuestas que le traen satisfacciones e incluso se protege del mismo ambiente, pudiendo asimilar una respuesta de este tipo que se establece como parte constitutiva de su carácter y que sea evocada por la memoria experiencial, configurando una conducta desadaptada e involuntaria de cuyo origen la persona no tiene conciencia y que fluye al margen de su misma voluntad y queda establecida como habito. Incluso ciertos mecanismos compulsivos en búsqueda de satisfacción o evasión de situaciones pueden tener este origen, haber sido la forma mas adecuada de evitar el dolor o el impacto de un clima familiar y emocional toxico que fomento su establecimiento permanente, dando origen a conductas involuntarias y desadaptadas con los que la persona deba luchar cuando perciba los efectos negativos que atrae a algún área de su vida. Cabe señalar que todo lo aprendido puede volverse a aprender y que terapias como las cognitivo conductuales tienen excelentes resultados en la modificación de estos hábitos y la corrección de la conducta. Cabe señalar también, que los climas que son emocionalmente perturbadores, pueden en un niño en crecimiento, alterar su desarrollo mental normal, no por afectar la constitución biológica de su cerebro, pero si por generar entropía en el desarrollo psicológico cognitivo, ya que la influencia del clima emocional alterado por dolores, preocupaciones, agresiones, descontentos y toda la gama de emociones de calidad densa y negativa (ver documento teoría de la personalidad al respecto del clima interno) produce un impacto en el niño en desarrollo que le impide tener un aprendizaje normal, adoptando conductas desadaptadas al respecto de lo convencionalmente establecido por la sociedad, que fluyen en la dinámica de su personalidad de forma involuntaria pero que son su único recurso de defensa, dado las limitaciones que la edad le impone y la dependencia que tiene respecto a sus familiares. En ese caso la persona debería autopercibir que el origen de los problemas en las áreas afectadas de su vida se encuentra en el mismo y esto que es sencillo de escribir demanda mucho esfuerzo y aceptación para la persona con el padecimiento. Consideremos que la conducta involuntaria aprendida fue el resultado de años experienciales de crianza y que la persona seguramente encontró gradualmente en su desarrollo otras explicaciones racionales para explicarse así mismo su comportamiento. Ósea que su conducta también esta sustentada por creencias irracionales al respecto de el mismo que facilita que se perpetúen e impiden que pueda poner su voluntad al servicio de un cambio. Seguramente tendrá un autoconcepto afectado o se encontrara al respecto de si mismo en estado de confusión, desesperación o negación. Poniéndose así el entendimiento mental de la persona en un estado de imposibilidad para autopercibirse conscientemente en forma real y objetiva como es necesario para abordar su proceso de readaptación, siendo este problema también, al margen de los trastornos de personalidad, una cuestión difícil de abordar para las conductas nocivas que todos los seres humanos tenemos. Una ves aceptado y auto reconocido el origen, la persona debe poner la voluntad para que, mediante las indicaciones psicoterapéuticas, poder reaprender y transformar las conductas desadaptadas en adaptadas. Cabe señalar que muchas veces la voluntad se encuentra debilitada en la persona, en muchos casos fue observada su salud psíquica recién cuando configuraron un trastorno y no recibieron asistencia temprana e incluso posteriormente han sido, estigmatizados, discriminados o incluso sobreprotegidos, dando origen así a otras disfunciones en su personalidad que realimentan muchas veces los síntomas del trastorno y que se relacionan con factores que surgen de la compleja relación paciente-familiar, que muchas veces puede despertar conductas de manipulación y ventaja secundaria inconsciente en la persona con el padecimiento y hasta relaciones interpersonales simbióticas con algún familiar allegado y que tienda a reproducir en relaciones interpersonales posteriores fuera de su familia de origen. Por lo tanto podemos apreciar que tras los síntomas de un trastorno de personalidad hay una compleja trama psíquica que traspasa la frontera del presente y la de la persona afectada, incluyendo el pasado y todas las relaciones interpersonales que tenga la persona que por lo general pueden llegar a asumir un carácter caótico en especial para los casos de trastorno limite de la personalidad, haciendo que la persona afectada no solo tenga problemas internos que resolver, sino que también tenga toda una gama de situaciones confusas y complejas externas a su persona, que en muchos casos asumen la característica de una red que mantiene a la persona en constante padecimiento de sus síntomas y que para el caso especifico de este trastorno derivar en intentos de suicidio, internaciones psiquiatritas y falta de la introspección necesaria para alcanzar un estado de superación personal. Por lo tanto podemos afirmar que no solo necesita atención la persona que padece un trastorno de personalidad, sino también su familia y sus personas allegadas, las que en general deberán cambiar la actitud hacia la persona con el padecimiento para que las terapias puedan hacer efecto. Hay que considerar también que al ser seres psico-bio-sociales aunque, según lo analizado en este documento, el factor que influencia el trastorno se encuentra en el ambiente familiar, también puede existir una disfunción en la dinámica de la química cerebral que predisponga el trastorno, tal como se analizo en el documento origen de los trastornos de personalidad. Al margen de la existencia de una tendencia temperamental y/o genética es necesario considerar que las respuestas emocionales aprendidas y los factores que dan origen a las conductas desadaptadas, también influencian la respuesta fisiológica en la dinámica cerebral, por lo que los trastornos de personalidad, desde el punto de vista clínico psiquiátrico, necesitan de medicación psicoactiva para atenuar los síntomas, combinada esta con psicoterapia para obtener resultados, en el caso especial del trastorno limite de la personalidad esto es muy notorio. En especial para el trastorno limite, este aspecto también trae aparejado inconvenientes relacionados con el abuso y dependencia respecto a la medicación , es común que utilicen la medicación para hacer actins ante eventos de disforia o ansiedad excesiva, en muchos casos estas conductas tienen carácter compulsivo o fluyen en la persona como impulsos incontrolados y donde la actividad voluntaria, el entendimiento y los mecanismos de autocontrol no tienen influencia en ese momento y la conducta impulsiva, que en muchos casos puede constituirse en una auto agresión, es un recurso desadaptado que fue aprendido para aliviar la desesperación dentro del trastorno. Cabe señalar que el trastorno limite de la personalidad es considerado por los especialistas clínicos como un desafío, dado la complejidad de síntomas y el difícil abordaje del paciente, pero en manos especializadas tiene buen pronostico. Este tipo de conductas en la persona fronteriza deben reaprenderse y cambiarse por otras que de forma proactiva impidan que la persona alcance el nivel de descontrol emocional e impulsividad que dispare la conducta de actins. Para este objetivo podría considerarse lo siguiente:
Para lograr una adaptación el terapeuta necesita llevar al paciente para que auto perciba lo siguiente :
Cabe señalar que para el caso del trastorno limite de la personalidad entre los familiares y la persona que lo padece se da una relación compleja, ambos viven como realidades distintas y la impulsividad del fronterizo llega a alterar y hasta por momentos torturar la vida de sus familiares sin que lo perciba de esa forma y genera en los familiares estados de impotencia y desesperación y diversos tipos de reacciones que pueden pasar, desde temor hasta alejamiento o sobre implicación. La persona con este tipo de padecimiento, debido a la presión de sus síntomas se vuelve muy autoreferente y demandante de atención y tiende a buscar en lo externo aquello que su conflicto de identidad le impide encontrar en su autoconcepto, combinado esto con su tendencia impulsiva hace que vivan como en una especie de montaña rusa de vivencias impulsadas por emociones, ansiedad y esperanzas en relación a objetivos que se plantean para compensar su problema de identidad y que cuando la realidad no satisface sus expectativas, muchas veces exigentes los lleva al actins por convertirse estas vivencias en eventos disparadores de conductas desadaptadas como forma de defensa ante el dolor y la frustración. Si sumamos a esto la conducta relacionadas a los esfuerzos por evitar el abandono, característico de este trastorno, podemos comprender que a la persona que padece trastorno limite de la personalidad le es muy difícil modificar el estilo impulsivo de vida y esto prepara un terreno previo y fértil que los conduce directo al actins. Modificar ese circulo para llegar a trabajar la impulsividad y tener una conducta basada en la reflexión y el entendimiento en equilibrio, demanda de mucha asistencia y esfuerzo por parte de la persona y es también característico de las personas que padecen trastorno limite de la personalidad, que aunque externamente pueda no percibirse, la dedicación y el esfuerzo por superar su padecimiento es realmente admirable. En términos generales y fuera de lo que es un trastorno de personalidad todos los seres humanos tenemos conductas impulsivas frente a impactos emocionales, siempre que predomina en la personalidad la presión de lo emocional, existe una conducta característica y típica relacionada al tipo de emoción, en que no interviene el entendimiento y la voluntad y que fluye en la persona de forma impulsiva. Podemos concluir que existen los siguientes tipos de conducta involuntaria : |