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¿Qué podemos hacer cuando la vida es injusta? Pareciera ser que la vida está colmada de injusticias. ¿Cómo po- demos responder cuando nos vemos afectados por circunstancias injustas? Por John LaBissoniere C criar a los niños él solo. La condición de esa institución era deplo- rable, debido a su crónica falta de recursos y financiamiento. Además, se hallaba en muy mal estado y seriamente sobrepoblada. Wikimedia Marzo-Abril de 2012 15 Cuando yo era joven, una de mis quejas más frecuentes era “¡No es justo!” Todo debía ser justo, y si no lo era . . . bueno, ¡simple- mente no era justo! Cuando me quejaba acerca de algo que yo percibía como una injusticia familiar, mi padre me recordaba su frase, aquella que usaba a menudo: “La vida no es justa”. Él solía explicarme que si yo esperaba justicia en el transcurso de mi vida, terminaría tris- temente decepcionado porque esto simple- mente no ocurriría. Por supuesto, a mí no me gustaba oír esto, pero a medida que maduraba, comencé a darme cuenta de que en la vida de todas las personas ocurren cosas injustas, problemáticas e inmerecidas. Aún así, el trato injusto aún me molesta, especialmente cuando veo que es delibera- damente perpetrado en contra de personas inocentes y confiadas. Quizás usted com- parta mis sentimientos al respecto cuando se entera de que una persona inescrupulosa se ha aprovechado de alguien, o que un criminal se ha salido con la suya y no ha sido castigado. Es más, ¿cómo se siente usted cuando lo han estafado, le han mentido, lo han repren- dido inapropiadamente, lo han traicionado profundamente, o su reputación ha sido manchada irresponsablemente? Al darnos cuenta de que tales acciones son inherentemente malas, nuestra reacción humana natural es afligirnos y sentirnos ofendidos. Puede que entonces respon- damos enojándonos y amargándonos, o buscando la venganza. Pero también puede que, por el contrario, nos aislemos sumer- giéndonos en la tristeza o la depresión, y nos apartemos de aquellos que nos dañaron emocionalmente. ¿Son éstas, maneras eficaces de manejar la injusticia, o hay métodos más construc- tivos y productivos que podamos usar? Cuando los eventos de esta vida nos pro- vocan problemas significativos, o cuando Hellen Keller y Anne Sullivan la gente nos trata injusta e indebidamente, ¿qué deberíamos hacer? ¿Cómo podemos minimizar el enojo y la decepción que pro- bablemente sentiremos? Un difícil comienzo en la vida Considere la historia de Anne Mansfield Sullivan. Nacida el 14 de abril de 1866 en Feeding Hills, Massachusetts, la juventud de Anne estuvo llena de penurias y adversi- dades. No solo fue criada en medio de una gran pobreza, sino que, además, fue mal- tratada físicamente por su padre alcohólico. A los cinco años de edad contrajo tracoma, una infección bacteriana de los ojos. No recibió tratamiento para esta virulenta enfermedad, lo que casi le causó la ceguera. Cuando Anne cumplió ocho años, su madre, Alice Sullivan, murió de tuberculo- sis. Dos años más tarde, su padre la aban- donó a ella y a su hermano James, deján- dolos en el hospital público de Tewksbury, Massachusetts, porque encontró muy difícil Como si esto no hubiera sido suficiente- mente malo, después de solo tres meses, James murió de tuberculosis. Durante sus cuatro años de estadía en Tewksbury, Anne fue sometida a dos operaciones que fracasaron en corregirle significativamente su visión. Sin embargo, en octubre de 1880, cuando Anne cumplió 14 años, fue aceptada en la Escuela Perkins para Ciegos, la que se encuentra en Boston (fundada en 1832, y que ha continuado ope- rando hasta hoy). Superando los obstáculos En la Escuela Perkins, su situación comenzó a mejorar. Anne recibió trata- miento adicional para sus ojos, lo que mejoró su vista lo suficiente para poder leer por cortos períodos de tiempo. Como resultado, ella se concentró diligentemente en su formación académica. Anne también aprendió el lenguaje de señas que le permi- tía comunicarse con un amigo que era tanto sordo como ciego. Anne estudió tan meticu- losamente, que se graduó como la primera de su clase, el primero de junio de 1886. En su discurso de graduación, ella desafió a sus compañeros de clase y a sí misma con estas palabras: “Compañeros graduados, el deber nos llama a encaminarnos en la vida activa. Vayamos alegremente, con espe- ranza y de todo corazón, y propongámonos encontrar nuestro rol especial. Cuando lo hayamos encontrado, desempeñémoslo con gusto y fielmente; ya que por cada obstáculo que supera y por cada éxito que alcanza, el hombre tiende a acercarse más a Dios y a hacer que la vida se parezca más a la que él llevaría”. Varios profesores y empleados de la Escuela Perkins quedaron muy impresio- nados con la actitud positiva de Anne, sus talentos, inteligencia y perseverancia. Esto incluyó al director de la escuela, Michael Anagnos, quién personalmente recomendó a Anne para que fuese aceptada por la familia Keller en Tuscumbia, Alabama, como tutora |
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![]() | ![]() | «la vida vencerá: ésta es para nosotros una esperanza segura. Sí, la vida vencerá, puesto que la verdad, el bien, la alegría y el... | |
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