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psícología y etología DIRIGIDA POR ARMANDO SUÁREZ traducción de FÉLIX BLANCO revisión de IGNACIO MILLÁN ANATOMÍA DE LA DESTRUCTIVIDAD HUMANA por ERICH FROMM "o =¡uno editores MEXICO ESPANA ARGENTINA COLOMBIA siglo veintiuno editores, sa CER PEL AGUA 248, MEXICO 20, D.F. siglo veintiuno de españa editores, sa C/P~ 5, MADRID 33. ESPAÑA siglo veintiuno argentina editores, sa slilo veintiuno de colombia, ltda AV. . 17-73 PRIMER PISO. BOGOTA, D.E. COLOMBIA edición el cuidado de eugenio huerta portada de maría ascos primera edición en español, 1975 novena edición en español, 1985 @ siglo xxi editores, s.a. de c.v. ISBN 968-23-0667-1 en coedición con siglo xxi de españa editores, s.a. primera edición en inglés, 1974 @ halt, rinehart and winston, inc. titulo original: the anatomy of human destructiveness derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en rnexico/printed and modo in mexico ÍNDICE PREFACIO 11 TERMINOLOGÍA 14 INTRODUCCIÓN: LOS INSTINTOS Y LAS PASIONES HUMANAS 16 PRIMERA PARTE: INSTINTIVISMO, CONDUCTISMO Y PSICOANÁLISIS 1. LOS INSTINTIVISTAS 29 Los instintivistas antiguos, 29; Los neoinstintivistas: Sigmund Freud y Konrad Lorenz, 30 2. AMBIENTALISTAS Y CONDUCTISTAS 48 Ambientalismo ilustrado, 48; Conductismo, 48; El neoconductismo de B. F. Skinner, 49; Conductismo y agresión, 56; De los experimentos psicológicos, 59; La teoría de agresión y frustración, 80 3. INSTINTIVISMO Y CONDUCTISMO: DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS 83 Un terreno común, 83; Opiniones más recientes, 84; Antecedentes políticos y sociales de ambas teorías, 87 4. EL MODO PSICOANALÍTICO DE COMPRENDER LA AGRESIÓN 90 SEGUNDA PARTE: PRUEBAS CONTRA LA TESIS INSTINTIVISTA 5. LA NEUROFISIOLOGÍA 101 6. La relación de la psicología con la neurofisiología, 101; 7. El cerebro, base del comportamiento agresivo, 105; 8. La función defensiva de la agresión, 107; 9. Depredación y agresión, 109 6. EL COMPORTAMIENTO ANIMAL 113 7. La agresión en cautividad, 114; 8. La agresión en la selva, 120; 9. Territorialismo y dominancia, 125; 10. La agresividad entre los demás mamíferos, 128 7. LA PALEONTOLOGíA134 ¿Es el hombre una especie? , 134; ¿Es el hombre un animal depredador?, 135 171 8 ÍNDICE S. ANTROPOLOGÍA 139 ---E] hombre cazador-: ¿el Adán antrúpológico? , 139; Los cazadores primitivos, ¿sociedad de afluencia , 153; La guerra primitiva, 155; La revolución del neolítico, 160; Las sociedades prehistóricas y la -- naturaleza humana", 168: La revolución urbana, 170; La agresividad en las culturas primitivas, 175; Análisis de treinta tribus primitivas, 176; Las pruebas en favor de la destructividad y la crueldad, 1 85 TERCERA PARTE: LAS VARIEDADES DE AGRESIÓN Y DESTRUCTIVIDAD Y SUS CONDICIONES RESPECTIVAS -Y 9. LA AGRESIÓN BENIGNA 191 Observaciones preliminares, 191; La seudoagresión, 193; La agresión defensiva, 200 10. LA AGRESIONMALIGNA:PREMISAS 223 Observaciones preliminares, -123; La naturaleza del hombre, 223; Las necesidades existenciales del hombre y las diversas pasiones radicadas en el carácter, 234 Condiciones para el desarrollo de las pasiones radicadas en el carácter, 257 1 11. LA AGRESIÓNIMALIGNA: CRUELDAD Y DESTRUCTIVIDAD 271 Destructividad aparente, 2-11 ; Formas espontáneas, 273; Fl carácter destructivo: el sadismo, 282; Ejemplos de s;ídinio y masoquismo se- xuales, 285 12. LA AGRESIÓN -MALIGNA: NECROFILIA 324 El concepto tiadicional, 324; El carácter necr6filo, 329; llipótesis so- bre el incesto y el complejo de Edipo, 356; La relación de los instintos ficudianc),% de vida y muerte con la biofilia y la necrofilia, 362; Métodos clínicos y metodológicos, 363 13. LA AGRESIóN M.ALIGNA: ADOLF HITI.TR. CASO CLíNICO DE NECRO1, ILIA 366 Observaciones preliminares, 366; Los padres y los primeros años de Hitier, 368; Un comentario sobre metodología, 391 ; La destructividad de llifler, 392; Otros aspectos de la personalidad de Hiller, 401 EPíLOGO: DE LA AMBIGUEDAD DE LA ESPERANZA 428 APÉNDICE: LA TEMA PREUDIANA DE LA AGRESIVIDAD Y LA DESTRUCTIVIDAD 43 2 1. La evoluci6n del concepto freudiano de agresividad y destructividad, 432; 2. Análisis de las vicisitudes y critica de las teorías freudiaw,s del instinto de muerte y el Eros, 438; 3. El poder y las limitaciones del instinto de muerte, 454; 4. Crítica al meollo de esta teoría, 460; 5. El principio de reducción de la excitación, base paía el principio del placer y el instinto de muerte, 46-2 BIBLIOGRAFIÁ, íNDICE ANALíTICO 461) 489 A medida que pasan las generaciones se vuelven peores. Vendrá un tiempo en que serán tan malvadas que adorarán el poder; la potencia tendrá raz¿)n para ellas, y dejarán de reverenciar el bien. Finalmente, cuando nadie se indigne ante el mal ni se avergüence en presencia de un miserable, Zeus los destruirá también. Pero aun entonces podrí a hacerse algo si la gente del común se alzara y debelara a los gobernantes que la oprimen. Mito griego sobre la Edad del llierro Cuando veo la historia, me vuelvo pesimista , . . pero cuando veo la pTehistoria, soy optimista, J. C. SMUTS Por una parte, el hombre es semejante a muchas especies de animales en que pelea contra su propia espec-te. Pero poi, otra parte, entre los millares de especies que pelean, es la única en que la lucha es destructora ... El hombre es la única especie que asesina en masa, el. único que -no se adapta a su propia sociedad. N. TINBERGFN PREFACIO Este estudio es el primer volumen de una amplia obra sobre teoría psicoanalítica. Empecé por el estudio de la agresión y la agresividad porque, aparte de ser uno de los problemas teóricos fundamentales del psicoanálisís, la oleada de destructividad que está anegando el mundo lo convierte también prácticamente en uno de los más important es. Al empezar esta obra, hace más de seis años, subestimé las dificultades con que tropezaría. Pronto comprendí que no podría escribir adecuadamente de la destructividad humana si me encerraba dentro de los límites del principal campo de mis conocimientos: el psicoanálisis. Aunque esta investigación tiene la intención de ser ante todo psico analítica, necesitaba también algún pequeño conocimiento de otras materias, en particular la neurofisiología, la psicología animal, la paleontología y la antropología para no trabajar dentro de un marco de referencia demasiado angosto y por ende deformador. Tenía que estar en condiciones al menos de coniparar mis conclusiones con los dato s más importantes de otros campos para cerciorarme de que mis hipótesis no los contradecían y determinar si, como esperaba, ellos confirmaban mis hipótesis. Como no había obra que comunicara e integrara los descubrimientos sobre la agresión en todos esos campos, ni siquiera que los resumiera en algún campo específico, tuve también que realizar el intento yo mismo. Este intento, pensaba, servíría también a mis lectores al ofrecerles la posibilidad de compartir conmigo un modo de ver globalmente el problema de la destructividad, y no una opinión partiendo del punto de vista de una sola disciplina. Claro está que en tal empresa puede haber muchas trampas. Era evidente que yo no podía adquirir la competencia en todos esos canipos, y menos en aquel en que me aventuraba con pocos conocimientos: las ciencias de los nervios. Pude adquirir a lgún conocimiento en este campo no sólo estudiándolo directamente sino también gracias a la amabilidad de los neurocientíficos, algunos de los cuales me orientaron y me resolvieron muchas cuestiones, y otros de ellos que leyeron la parte del manuscrito relacionada con su especialidad. Aunque los especialistas comprendan que no tengo nada nuev o que ofrecerles en su campo particular, tal vez les parezca bienvenida la oportunidad de tener mejor conocimiento de datos procedentes de otros campos sobre un asunto de tan central importancia. Un problema insoluble es el de las repeticiones y traslapes respecto de otras obras mías. Llevo más de treinta años de trabai'ar en Ts problemas del hombre y en el proceso he enfocado nuevos territorios al inismo tiempo que aliondaba y ensanchaba ni¡ visión de los antiguos. No podría escri[111 12 PREFACIO bir de la destructividad humana sin Presentar ideas que ya he expresado anteriormente pero que siguen siendo necesarias para entender los nuevos conceptos de que trata este libro. He tratado de reducir las repeticiones lo más posible, y he citado cuanto he podido ¡os estudios más amplios de publicaciones anteriores; pero de todos modos las repe ticiones fueron inevitables. Un problema especial al respecto es The heart oiman, que contiene en forma principal algunos de mis últimos descubrimientos de necrofilia y biofilia. Mi presentación de estos descubrimientos está muy ampliada en ía presente obra, tanto en la teoría como en lo tocante a ilustración clínica, No traté algunas dife rencias entre las opiniones que expreso aquí y las de escritos anteriores porque eso hubiera requerido mucho espacio y por otra parte no es de gran interés para la mayoría de los lectores. Sólo me queda la agradable tarea de dar las gracias a quienes me ayudaron a hacer este libro, Deseo darlas al doctor Jerome Brams, a quien debo mucho por su ayuda en la aclaración teórica de problemas de conductisi-no, así como por su infatigable búsqueda de literatura relevante al respecto. Tengo una deuda de gratitud para con el doctor Juan de Dios Hernández por su ayuda en mi estudio de la neurofisiología. En horas de discusión aciar0 muchos problemas, me orientó en la vasta literatura y comentó conmigo aquefias partes de mi original relativas al problema de la neurofisiología Estoy agradecido a los siguientes neurólogos que me ayudaron mediante conversaciones personales y cartas, a veces bastante prolongadas; al difunto doctor Raúl Hernández Peón, a los doctores Robert B. Livingston, Robert G. Heath, Híínz von Foerster y Theodore Metnechuck, que también leyeron las secciones ae neurofisiología del manuscrito. E stoy también en deuda de gratitud con el doctor Francis 0. Selamitt por concertar para iní una entrevista con miembros del Neuroscíences Research Progrant del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en que los miembros discutieron las cuestiones que yo les había planteado. Agradezco asimismo a Albert Speer, que en conversaciones y corresponde ncia me ayud6 mucho a perfeccionar mi semblanza de Hifler. También agradezco a Robert M, W Kempner por la información que había recogido en calidad de uno de los fiscales del juicio de Nuremberg. A g r a d e z c o i g u a l m e n t e a l d o c t o r D a v i d S c h e c t e r , a l d o c t o r M í c h a e l M a c e o b y y a ( ' , e r i r u d H u n z i k e r F r o m m s u l e c t u r a d e l m a n u s c r i t o y s u s v a l i o s a s i n d i c a c i o n e s c r í t i c a s y c o n s t r u c t i v a s a l d o c t o r I v á n I l l i c h y a l d o c t o r R a m ó n X i r a u p o r s u s v a l i o s a s s u g e r e n c i a s e n m a f é ñ 7 a i i ó s ó f i c a , a l d o c t o r W , A , M a s o n p o r s u s c o r n e n t a r i o s a c e r c a d e l a p s i c o l o g í a a n i m a l ; a l d o c t o r H e l m u t h d e T e r r a p o r s u s ú t i l e s c o m e n t a r i o s s o b r e p a l e o n t o l o g í a , a M a x H u n z i k e r p o r s u s v a l i o s a s s u g e r e n c i a s e n r e l a c i ó n c o n e l s u r r e a l i s m o y a H e i n z B r a n d t p o r s u a c l a r a d o r a i n f o r i n a c i o n y s u s s u g e r e n c i a s e n r e l a c i ó n c o n l a s p r á c t i c a s d e l t e r r o r n a z i . A g r a d e z c o t a m b i é n a l d o c t o r K a l i n k o w i t z P R E F A C I O 1 3 por el interés activo y alentador que manifest6 en este trabajo. Agradezco igualmente al doctor Illich y la señorita Valentina Boresman su ayuda en la utilizaci6n de los medios bibliográficos del Centro Intercultural de Documentacíón de Cuernavaca, México. Quiero aprovechar esta orasión para expresar mi calurosa gratitud a la señora Beatrice H. Mayer, que en los últimos veinte años no solo ha mecanografiado y remecanografiado las muchas versiones de cada uno de mis, originales, inzluso el presente, ,¡no que también los ha preparado para la imprenta con gran sensibilidad, entendimiento y concie ncia en materia de lenguaje y me ha hecho muchas y valiosas indicaciones, En los rneses que estuve fuera, la señora Joan Huglies cuid6 mi original con gran corripetencia y constructividad, que reconozco lleno de agradecírniento. Sostuvo en parte esta investigaci6n el Public llealth Service Grant No. MH 13144-01, MII í3144-02 del National Institute of Mental Health. Reconozco asimismo una contribución de la Albert and Mary Lasker Foundation, que me permiti6 tomar un ayudante para m¡ labor. Nueva York, mayo de 1973 TERMINOLOGíA El equívoco empleo que se ha venido haciendo de la palabra "agresión" ha ocasionado gran confusión en la abundante literatura sobre este tema. Se ha aplicado al comportamiento combativo del hombre que defiende su vida frente a un ataque, al asaltante que mata a su víctima para conseguir dinero, al sádico que tortura a un prisionero. La confus ión aún va más allá: se ha empleado la palabra para el impetuoso acercamiento sexual del varón a la hembra, para los dinámicos impulsos hacia delante de un alpinista o un agente vendedor y para el campesino que labra briosamente su tierra. Esta confusión se debe tal vez a la influencia del pensamiento behaviorista o conductista en la psicol ogía y la psiquiatría. Si uno califica de agresión todos los actos "nocivos" - |
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