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ÍNDICE. PAG




  1. INTRODUCCIÓN...................................................................1




  1. DEFINICIÓN, CAUSAS Y TIPOS DE MUTISMO:..............3




    • 2.1 DEFINICIÓN......................................................................3

    • 2.2 CAUSAS..............................................................................5

    • 2.3 TIPOS DE MUTISMO........................................................7




  1. EVALUACIÓN......................................................................12


4.-MODELOS Y ESTRATEGIAS DE

INTERVENCIÓN:.....................................................................15


  • 4.1. MODELO LINGÜÍSTICO................................................15

  • 4.2. MODELO CONDUCTUAL..............................................16

  • 4.3. MODELO CLÍNICO.........................................................20

  • 4.4. MODELO PSICOMOTRIZ...............................................23

5.-CASO DE MUTISMO SELECTIVO.........................................26


  • 5.1. DESARROLLO DE LA ALUMNA...................................26

  • 5.2. CONTEXTO FAMILIAR..................................................29

  • 5.3. DIAGNÓSTICO................................................................29

  • 5.4. INTERVENCIÓN:............................................................30




  1. OBJETIVOS

  2. ACTUACIÓN EN AULA ORDINARIA

  3. ACTUACIÓN EN AULA DE AUDICIÓN Y LENGUAJE

  4. ORIENTACIONES FAMILIARES



6.-CONCLUSIÓN......................................................................53

7.-BIBLIOGRAFÍA....................................................................55


EL MUTISMO SELECTIVO:


BASES TEÓRICAS Y

PRÁCTICAS



COMPONENTES DEL GRUPO DE TRABAJO:
José Coronado Calleja.

Carmen Marín Alfaro.

Ascensión Rodríguez Ruiz.

Eugenia Zamora Gómez.





  1. INTRODUCCIÓN.


Este trabajo se centra en el trastorno del habla: el mutismo selectivo.

Nuestra práctica educativa, nos ha llevado a realizar este documento; deseamos mostrar nuestra intervención en un caso real. Con ella no pretendemos ser una guía de cómo intervenir, sino que queremos hacer participes de nuestra experiencia a todos aquellos compañeros/as que les pueda interesar.
Vamos en primer lugar a dar unas pinceladas teóricas acerca de lo que se entiende por mutismo, cuáles son las causas que lo provocan, y haremos un alto en los distintos tipos, todo ello apoyándonos en las diferentes teorías que lo estudian.

Hemos considerado oportuno centrar la intervención desde el modelo lingüístico para así tener una visión más clara de cómo ayudar a estos alumnos.

También mostramos una hoja de registro de evaluación con el fin de recopilar los datos más relevantes de la alumna y así llevar a cabo nuestra intervención de una manera eficaz
Para pasar a continuación a plantear el caso real, el cual recoge nuestra experiencia práctica.
Aportamos ideas y recomendaciones para la intervención tanto a nivel de aula ordinaria como de Audición y Lenguaje. Sugerimos diversas ideas y actividades de cómo favorecer el lenguaje en estos alumnos y lograr la plena integración en el aula, y un adecuado desarrollo social.

Mención aparte sería la intervención y aportaciones para con los padres de estos alumnos, pues pensamos que una clara implicación no significaría la solución del problema, pero si ayudar y facilitar todo el proceso de intervención y educación de su hijo. Para ello hemos elaborado un apartado que recoge toda una serie de indicaciones a los mismos. En él, se aportan sugerencias, temas, ideas, centros de interés con el fin de que se produzca una mayor interacción padres-hijos y que esto redunde en una mejora de la comunicación en el alumno.
Terminamos con una conclusión y aportamos la bibliografía utilizada.
2.-DEFINICIÓN, CAUSAS Y TIPOS DE MUTISMO.


    1. DEFINICIÓN.

El término mutismo, del latín mutus o mudo, hace referencia a la persona y circunstancia de quien se encuentra en la condición de no hablar. Esta primera aproximación nos da a entender un carácter temporal o como la Real Academia Española nos dice, sobre silencio voluntario o impuesto, en una primera acepción del término.

En un marco de psicología patológica o de intervención psicológica en general, el mutismo o mutismo selectivo, como más tarde se especificará, podría definirse como aquella conducta de no habla en situación social que afecta a la comunicación en ella, pero que no presupone ninguna otra deficiencia de base o asociada, ni que su conocimiento o fluidez lingüísticas estén alterados. Profundizando un poco más, los criterios diagnósticos del DSM-IV (APA, 1994), contemplan claramente tal dificultad. Así, aparece dentro de las categorías de OTROS TRASTORNOS DE LA INFANCIA, LA NIÑEZ O LA ADOLESCENCIA.

Siguiendo en esta línea, los criterios diagnósticos que incluye el DSMIV son los siguientes:

  • Incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se espera que hable, ej, en la escuela) a pesar de hacerlo en otras ocasiones.

  • La alteración interfiere en el rendimiento escolar o laboral o la comunicación social.

  • La duración de la alteración es de por lo menos 1 mes (no limitada al primer mes de escolarización).

  • La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del lenguaje hablado, requerido en la situación social.

  • El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación (ej. el tartamudeo) y no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.


Habitualmente el mutismo selectivo se inicia antes de los 5 años. Su alteración suele durar tan sólo unos meses, a veces, persiste más tiempo prolongándose durante años.
Síntomas y trastornos asociados:

 Timidez excesiva.

 Aislamiento social.

 Retraimiento social.

 Rasgos compulsivos.

 Comportamientos negativistas.

Puede existir un grave deterioro de la actividad social y escolar del niño. A veces los compañeros se burlan de él o son víctimas de abusos. En la mayoría de los casos este trastorno se asocia a algún problema de ansiedad.

    1. CAUSAS.


Las causas por las que el niño/a no empieza a hablar o ha dejado de hacerlo no son evidentes. Algunas de ellas pueden ser:
Sobreprotección familiar. El lenguaje no adquiere una dimensión funcional para el niño; no necesita hablar porque su madre se le adelanta a satisfacer sus necesidades, deseos o caprichos. Por otro lado, apenas el niño/a ha comenzado a producir algún sonido, es comprendido inmediatamente por la familia con lo que no siente la necesidad de aprender a hablar.
Falta de estimulación lingüística. Muchos niños/as que no hablan han vivido o viven en una situación de deprivación lingüística, no tienen una persona que interactúe con ellos, les estimule a expresarse, gratifique sus primeras conductas verbales.
Exigencias de los padres, exceso de preocupación por el hecho de que su hijo/a no hable, que conduce a una postura negativista por parte del niño/a.
Trastorno familiar: divorcio, muerte de algún familiar, padre desinteresado y madre ambivalente que establece una relación de dependencia – hostilidad con el niño/a. Este no hablaría como protesta a esta situación en la que se siente inseguro.

Incapacidad comunicativa específica, inhibición motora, trastornos instrumentales...

Problema causado por una audiopatía.

Deficiencia intelectual.

Asociado a algún síndrome o un trastorno emocional.

Causas congénitas o adquiridas.

Psicológicas.



    1. TIPOS.


Mutismo total. Es permanente y puede presentarse en cuadros histéricos, en distintas formas de autismo infantil, de psicosis regresivas, de deficiencias mentales profundas, de audiomudez y afasia traumática.
Mutismo selectivo o parcial. Es un trastorno caracterizado por una notable actividad de origen emocional en el modo de hablar, de tal forma que el niño demuestra su capacidad lingüística en algunas circunstancias, pero deja de hablar en otras definidas y previsibles. Lo más frecuente es que el trastorno se manifieste en la primera infancia.
Su incidencia es aproximadamente la misma en ambos sexos y suele acompañarse de rasgos marcados de ansiedad social, retraimiento, hipersensibilidad o negativismo. Es típico que el niño hable en casa o con sus amigos íntimos pero permanezca mudo en la escuela o ante extraños.
La característica más importante del trastorno es la insuficiencia al hablar en situaciones sociales específicas. De acuerdo a ello, se espera que hable en unas situaciones sociales, no haciéndolo en otras, pudiéndose interferir el rendimiento escolar/interacción social.

Pautas para el diagnóstico:


    • el nivel de comprensión del lenguaje es normal o casi normal.

    • la capacidad de expresión del lenguaje es suficiente para la comunicación social.

    • presencia demostrable de que el niño puede hablar, y habla normalmente o casi normalmente, en algunas situaciones concretas.


Suelen presentarse además otras alteraciones emocionales en relación con las circunstancias sociales, pero no forman parte de los rasgos necesarios para el diagnóstico.

Estas alteraciones no son siempre las mismas, pero son frecuentes rasgos anormales del modo de ser (en especial hipersensibilidad social, ansiedad social y retraimiento social) y es frecuente un comportamiento oposicionista.

Incluye el mutismo electivo y excluye un mutismo transitorio que forma parte de una ansiedad de separación en la primera infancia.


Mutismo post-contusional. Como consecuencia de un estado de coma prolongado puede aparecer este tipo de mutismo.

El lenguaje oral desaparece totalmente y en la rehabilitación llama la atención la disociación entre la recuperación motora y el mutismo total.

Pasado un tiempo el lenguaje llega a recuperarse totalmente sin que aparezcan síntomas afásicos de ningún orden.
La aglosia y la ananea son dos términos relacionados con el mutismo. La aglosia consiste en la incapacidad del individuo para el habla. Es una anomalía de origen congénito originada por graves defectos en los órganos de la fonación o por ausencia de la lengua.

En la ananea se da ausencia total de lenguaje oral; los órganos fonoarticuladores no se encuentran afectados; el origen es una sordera total.
Mutismo electivo. Es un trastorno grave de la comunicación estrechamente relacionado con la escuela, aunque de escasa frecuencia.

Se caracteriza por la ausencia total y persistente de lenguaje hablado, en determinadas circunstancias o ante determinadas personas, a cargo de niños que ya han adquirido normalmente el lenguaje y que sí hablan en otras circunstancias.

El diagnóstico diferencial es inicialmente difícil y puede confundirse con una fobia escolar, con timidez o depresión, e incluso con rasgos psicóticos; sin embargo, existen indicadores suficientes para diagnosticarlo adecuadamente:


    • Exclusión de otros trastornos psicológicos, hipoacusias, retraso de lenguaje o deficiencia mental.

    • El lenguaje básico debe estar ya adquirido.

    • El niño habla con normalidad en determinadas circunstancias y no habla en otras. El período mínimo de persistencia del mutismo se considera de 6 meses.

    • La comprensión del lenguaje oral y la comunicación no se alteran. El niño se hace comprender, comprende y se comunica en todos los contextos de su vida cotidiana.


Sobre la etiología de esta alteración existen diversas teorías, y de ellas se derivan formas diferentes de enfocar el tratamiento, unas más centradas en el niño y en variables internas subjetivas, y otras más orientadas hacia una interpretación contextual y ecológica que aborda las relaciones del niño con su entorno.
Mutismo psicógeno. Es la pérdida transitoria de la palabra que puede presentarse en forma aguda integrando una reacción histérica frente a un trauma emocional.

Es una manifestación neurótica de aparición más o menos brusca en alguien que hasta ese momento habló normalmente, y precedida casi siempre por la situación que provocó.

A veces el mutismo adquiere el significado de un acto de protesta mediante el cual el niño pretende exteriorizar su disconformidad o ejercer resistencia frente a un ambiente coercitivo. Con su silencio busca neutralizar un trato que considera injusto en relación con sus hermanos o defenderse de las exigencias de una educación rígida y agobiante. Este mutismo puede ser selectivo y manifestarse sólo ante quienes lo provocan, con lo que se hace evidente su significado de rechazo o de protesta.
3-EVALUACIÓN
Previamente a cualquier intervención con el niño/a hemos de realizar una entrevista con sus padres en la que nos informaremos si se trata de un retraso en la adquisición del lenguaje o de un mutismo adquirido, y si el niño/a habla con determinadas personas o en situaciones concretas.

En caso de cualquier duda sobre la posible subjetividad de los padres acerca de si su hijo/a habla en casa, es conveniente indicarles que nos traigan una cassette con su voz grabada. Más de una vez será suficiente para oír afirmaciones de tipo:

  • “sólo habla de vez en cuando”.

  • “a nosotros nos parece que habla poco”

  • ...

Confirmaremos

    • la posible falta de audición.

    • lesión cerebral.

    • retraso mental que originan la ausencia del lenguaje.


En alguna ocasión convendría un informe audiométrico o neurológico.


Trataremos de obtener los datos de esta hoja de registro:

Nombre: Fecha de nacimiento:
Datos familiares:

  • Estado civil de los padres: ( ) casados ( )separados

¿desde cuando?

  • ¿Con quién convive el niño?:

  • Relación del padre con el niño:

  • Relación de la madre:

  • Relación con otros familiares:

  • Número de hermanos: Lugar que ocupa entre ellos:

  • Enfermedades anteriores:

  • Empezó a andar a los.......meses.

  • ¿ Ha hablado alguna vez?:

  • ¿Habla en casa? ¿con quienes? ¿en qué circunstancias?

Observaciones:
Datos escolares:

  • Nivel:

Fecha de ingreso en el colegio:

  • Relación con profesor/a:

¿Habla con él/ella?

  • Relación con otros compañeros

¿Habla con los compañeros? ¿dónde?

  • ¿Existe relación especial con algún compañero/a?

¿con quién?
Datos personales:


  • Audición:

  • Discriminación auditiva:

  • Repertorios básicos:

Atención:

Imitación

Seguimiento de instrucciones orales


  1. MODELOS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN.




    1. Estrategias de intervención en el modelo lingüístico.


Para lograr la desmutización del niño/a nos servimos de distintas estrategias para la emisión de voz y del sonido articulado interviniendo las bases funcionales del lenguaje: audición, respiración, voz y articulación dinámica.
Para ello, ( distintos ejercicios enfocados a):


  • Actividades de atención auditiva.

  • Actividades de discriminación auditiva.

  • Actividades de memoria auditiva.

  • Actividades respiratorias.

  • Actividades de soplo bucal.

  • Actividades de imitación de ruidos.

  • Actividades de imitación de sonidos.

  • Actividades de imitación vocálica.

  • Actividades de articulación dinámica.



Nos basaremos en una metodología principalmente lúdica, a través del juego, con imágenes y sonidos reales, potenciando la motivación y el uso de la diversidad en los materiales.




    1. Estrategias de intervención en el modelo conductual.


La psicología del aprendizaje desarrolla unos programas de modificación de conducta como estrategia de intervención para iniciar el lenguaje productivo. El análisis conductual aplicado de acuerdo con sus planteamientos teóricos, considera que la conducta verbal es el problema en sí y trata de resolverlo interviniendo directamente (Galindo, 1983), realiza una serie de programas de los que extraemos dos:

Programa para eliminar el mutismo.


  • Objetivo: emisión de cualquier tipo de vocalización en cualquier situación.




  • Definición de la conducta verbal: se considera correcto cualquier sonido aunque no sea entendible.



  • Repertorio de entrada: tener cubiertos los repertorios básicos de atención e imitación.




  • Fases: preevaluación, moldeamiento y evaluación final.



  • Procedimiento:


. Preevaluación. Colocarse frente al niño/a y decirle: “repite lo que yo diga” y se dicen las vocales. Hacer una pausa de 10 segundos entre cada estímulo.

Se considera correcta cualquier verbalización. Se aplica el programa si se obtiene un porcentaje menor al 80% de respuestas correctas.
. Moldeamiento. Se le dice al niño/a que repita y se emite un sonido vocal sostenido.

Si no hay respuesta antes de 5 segundos, nos acercamos más al niño/a y se repite el sonido exagerando los movimientos de la boca.

Si la respuesta sigue sin aparecer se recurre a estímulos físicos de apoyo: un espejo, un papel colocado frente a la boca, hacer que nos toque la garganta, hacerle cosquillas, coger sus labios con los dedos para colocárselos en posición correcta...

Toda respuesta de aproximación será reforzada: imitación de nuestra posición postural, cualquier sonido... Luego, progresivamente hay que desvanecer estos estímulos de apoyo.
. Evaluación final. Se repite la preevaluación. Si se obtiene más del 80% de respuestas correctas se pasa al programa de imitación vocal. Si el porcentaje es menor se reinicia la fase de moldeamiento.
Programa de imitación vocal.


  • Objetivo: repetición de palabras semejantes al modelo antes de 5 segundos.




  • Definición: es correcta aquella respuesta semejante a la del estímulo presentado en un intervalo no superior a 5 segundos.




  • Repertorio de entrada: tener cubiertos los requisitos básicos y mutismo.




  • Fases: preevaluación, moldeamiento y evaluación final.




  • Procedimiento:


. Preevaluación. Se le presenta al niño/a una lista de 20 palabras sencillas, dos veces cada una. Se aplica el criterio del programa anterior.
.Moldeamiento. Reforzar aproximaciones sucesivas a la respuesta correcta: descomponer en sílabas, reforzar y desvanecer estímulos como en el programa anterior.

Se anotan como correctas aunque se produzcan alteraciones articulatorias en las respuestas.


. Evaluación final. Se repite la preevaluación. Si se obtiene más del 80% de respuestas correctas se pasa al programa de imitación vocal. Si el porcentaje es inferior se reinicia la fase de moldeamiento.
. Generalización. Presentar una lista de 20 palabras distintas a las anteriores en las condiciones de la preevaluación. Si no supera el criterio moldear con estos estímulos nuevos.

La desensibilización sistemática, es otra de las estrategias de intervención de este modelo conductual.

Consiste en ir acercando el objeto (en este caso, el lenguaje) al niño/a de una forma sistemática sin que en ningún momento se produzcan conductas de inhibición.

Esta estrategia es muy utilizada en la intervención de las fobias. En nuestro caso puede usarse para la intervención del mutismo electivo.
Planificaríamos la ubicación del niño en una habitación con la persona ante la que el niño habla ( padre, madre, hermano, amigo...) y nos iríamos acercando a él/ella en días sucesivos en pequeños pasos; por ejemplo un día nos asomaríamos a la puerta, otro día entraríamos a “coger algo”, hasta llegar a que nos hable de lejos, para después acercarnos.

Es muy importante que el niño nunca deje de hablar ante nuestra presencia, si ocurriese, volveríamos al paso anterior.

Los reforzadores son elementos imprescindibles en este tipo de intervención y los objetivos a conseguir han de estar programados exhaustivamente.


    1. Estrategias de intervención en el modelo clínico.


La intervención va dirigida al contexto mental en el que se desarrolla el mutismo. Las estrategias van a depender del profesional al que hayan acudido los padres.

En general, se intentará descubrir la desviación en la relación afectiva entre el niño/a y sus padres y reconducirla adecuadamente.

Se establecerán procedimientos para tranquilizar al niño/a e inducirle a hablar creándole la necesidad de hacerlo.

La intervención va dirigida tanto al niño/a como a la madre_ padre y se buscará colaboración para proseguir la pautas iniciadas por el profesional.

Se pueden utilizar

  • medicamentos: tranquilizantes, ansiolíticos.

  • Las terapias de tipo psicoanalítico suelen ser las más usadas; individualmente o, si la edad del niño/a los aconseja, en terapias de grupo.

  • técnicas proyectivas expresivas para averiguar el conflicto subyacente al síntoma.



 Algunas de las técnicas más usadas son:


  • Test D A – P . ( dibuja a una persona) de Machover. Se le da al niño/a papel y lápiz diciéndole simplemente que dibuje a una persona. Cuando termine se le pide que dibuje otra persona del sexo opuesto al del dibujado en primer lugar. La puntuación es cualitativa: tamaño relativo de las figuras de ambos sexos, posición en la cuartilla, postura, posición de los brazos, etc. Se dan interpretaciones especiales al tamaño, omisión...de diferentes partes del cuerpo.




  • Test H – T –P (House – tree – person ). Casa – árbol – persona de Buck. Se le pide al niño/a que dibuje una casa (que despertará asociaciones sobre el hogar y la familia), un árbol (que desarrolla el papel social y aptitudes para obtener satisfacción del medio ambiente) y una persona ( que nos plasmará sus relaciones interpersonales).




  • Test del dibujo de la familia de Corman. Se le pide al niño/a que dibuje una familia, que él/ella imaginen. La interpretación es del tipo de las técnicas anteriores. Este test es más específico para proyectar las relaciones familiares.


Otras técnicas proyectivas:


      • el test de Rosschach que utiliza láminas con manchas de tinta.

      • el test de apercepción temática T.A.T. de Murray en su versión infantil que usa láminas con dibujos de animales en diversas situaciones.

      • el test de frustación de Rosenzweig donde se le presentan unas viñetas en situación de conflictos habituales en la infancia y en donde el niño debe completar la salida a los planteamientos; aunque en nuestro caso estas técnicas son rechazadas por el componente verbal en las respuestas que debe aportar el niño.



Por otra parte, las estrategias de sugestión están indicadas en los casos de mutismo postemocional o histérico.

Para el mutismo electivo se usan las estrategias psicoanalíticas. La psicoterapia ayudará a centrar la personalidad del niño según los psicoanalistas.

En general es importante aceptar el silencio del niño/a, pues entre las etiologías más frecuentes de la ausencia del lenguaje nos encontramos con una falta de aceptación del sujeto por parte de los familiares.


    1. Estrategias de intervención en el modelo psicomotriz.


Para Aucouturier y Lapierre (1977), “ el lenguaje verbal es la forma más evolucionada, la más codioficada de la comunicación. El acceso al lenguaje verbal requiere el paso previo por los medios de comunicación más primitivos y su asimilación y superación progresivos”.
Basándose en la psicomotricidad relacional, proponen una serie de etapas para llegar a la adquisición del lenguaje oral:


  1. Contactos corporales entre el educador y el niño/a. Respetando su silencio, acercándose a él/ella y quedándonos quietos para que él/ella se nos acerque. Establecer una relación afectiva corporal con una comunicación real y profunda.



  1. Distanciación a través del “objeto transicional”. Esta etapa está marcada por la consecución de la transferencia afectiva a un objeto.

Se puede empezar por tacos de madera para llegar a un objeto más cálido, por ejemplo un muñeco al que el niño/a exprese su deseo de contacto afectivo corporal: cojín, cuerdas...


  1. Intercambios a través de los sonidos vocales. La relación se establece por medio del grito.




  1. Intercambios a través de los objetos.




  1. Intercambios a través de sonidos instrumentales, sobre todo de percusión.




  1. Intercambios gráficos. Unimos el sonido al grafismo.




  1. Estructuración del lenguaje.


La carga afectiva es la que permitirá el desarrollo y la evolución de la comunicación según este modelo.
La intervención cooperativa.
Si al plantearnos la intervención en cualquier alteración del lenguaje es necesario buscar la coordinación entre distintos profesionales, en el supuesto que nos ocupa es absolutamente imprescindible.
La intervención de la familia, del profesorado del colegio, de los compañeros de la clase, de los equipos de sector, de los profesores de apoyo a la integración y del logopeda ha de estar coordinada.
De la consecución de esta cooperación puede depender el éxito de la intervención. Hemos de fijar el papel de cada grupo en el conjunto de la intervención, sobre todo para completar la evaluación y en las fases de generalización de las conductas adquiridas durante el proceso de intervención.


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